Francisco Gómez Maza
• El coronavirus los trae de cabeza
• Reuniones anuales ahora virtuales
Llegó el tiempo de las reuniones anuales de ministros de hacienda y banqueros centrales de los países socios del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), los gemelos de Bretton Woods, que interpretan el llamado consenso de Washington y que han impuesto las reglas más severas para el supuesto desenvolvimiento de las economías de sus países miembros, siempre anteponiendo el interés de las minorías que detentan los grandes medios de producción y particularmente los codiciosos usureros del sistema financiero (bancario).
En esta ocasión, empezaron a reunirse los miembros del G20 (Grupo de los 20) entre los cuales está México. El pretexto del encuentro virtual (ahora no habrá turismo financiero en la idílica ciudad de Washington) es el coronavirus.
Buena excusa, particularmente para abultar la cartera de los grandes consorcios farmacéuticos que se hincharán de billetes con las vacunas para aplacar al SARS-Cov-2, el virus que, dicen los que saben de virología, vino para quedarse entre los mortales, quienes deberán, a fuerza, aprender a convivir con él.
Las dos instituciones estarán consultando a los participantes acerca del comportamiento de la economía mundial y las economías nacionales, después de la pandemia, situación sumamente difícil para las economías de los llamados países en desarrollo (o subdesarrollados)
El FMI y el BM son instituciones partes del sistema de las Naciones Unidas y comparten un idéntico objetivo, a saber, “mejorar el nivel de vida de los países miembros” (¿?).
Las formas en que encaran la consecución de este objetivo se complementan entre sí:
El FMI se ocupa de asuntos macroeconómicos (o sea que es como el Santo Oficio del catolicismo medieval: dicta, en un recetario, las políticas económicas, generalmente draconianas, que van contra el salario, contradictoriamente, pues el salario es el elemento que aviva al mercado, que deben aplicar los gobiernos si es que pretenden que la institución los apoye para resolver sus problemas estructurales, apoyo siempre dirigido a resolver más bien los problemas de la macro explotación de los poderosos bancos internacionales, que ven comprometidos sus activos en préstamos que sus acreedores (países miembros del Fondo), en un momento de crisis, no pueden ni siquiera servir)
El Banco Mundial, herencia del Banco de Reconstrucción y Fomento, creado al final de la Segunda Guerra, para financiar precisamente la reconstrucción de los países afectados por los bombardeos, se concentra en “el desarrollo económico a largo plazo y en la reducción de la pobreza.” Bueno. Es una declaración de principios. La conflagración bélica terminó hace 75 años y la pobreza en el mundo no sólo ha sido reducida, sino que se ha acrecentado como un interminable “plantío” de hongos en un estercolero abandonado.
Siempre con la bandera de una hipócrita solidaridad detrás de la cual está el negocio, las dos instituciones de la ONU dan la impresión de ser generosas, bajo la real batuta de las más poderosas economías del mundo, encabezadas por Estados Unidos. En verdad, es imposible creer el presunto espíritu colaboracionista y solidario de ambas instituciones, regidas por los principios del capitalismo salvaje y apenas abandonando el neoliberalismo, porque ya lo anatematizaron sus fundadores de Manchester y de Chicago, principalmente, debido a que no le funcionó al gran capital global.
En los momentos en que se iniciaron las reuniones, ahora a través de la web para evitar contagios (tradicionalmente los ministros y banqueros se reúnen, dos veces al año, en la ciudad de Washington, D. C., en las márgenes del Potomac), el Banco Mundial aprobó una partida de 12,000 millones de dólares para “ayudar” a países desarrollados a comprar y distribuir vacunas, pruebas diagnósticas y tratamientos contra el coronavirus, con el objetivo de respaldar la vacunación de hasta 1,000 millones de personas.
La partida forma parte de un paquete más amplio del Grupo Banco Mundial de hasta 160, 000 millones de dólares para ayudar a 111 países en desarrollo a combatir la pandemia del coronavirus, según indicó el banco en un comunicado el martes por la noche.
La reunión virtual fue inaugurada este miércoles y deberá de concluir el viernes. Participan, por México, el titular de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera Gutiérrez, y el gobernador del banco central, Alejandro Díaz de León Carrillo.