• Andan los mexicanos con el salario de la muerte
• Pero que se los lleve el carajo; pa’que nacieron
En memoria de mi hermano Jesús Gilberto Gómez Maza, quien estaría cumpliendo 68 años este jueves 4 de febrero, pero se lo llevó la Vida hace 6 años y ahora goza de la Gran Realidad. Aún sigo queriéndote, querido Gil, mi gran “HERMANO”
Bueno. Parece que los países africanos, en donde se han inventado las peores enfermedades de la actualidad, para control mediático de la conciencia de los pobres, como el Ébola, el Sida, la Chincuncuña, el Zika, estuvieran infinitamente mejor que los mexicanos, en donde no se inventan enfermedades, sino que se sobrevive a una gran enfermedad permanente, nefasta, dolorosísima, fatal; mortal, pues: la miseria, revuelta con la pobreza, aderezada con el hambre, en una sola: la muerte. Y a los que nos gobiernan les importa un pito,
Estaba yo dándole una repasada a ese jueguito divertido llamado feisbuc, jueguito a veces sexual, pero que de repente trae asuntos graves, muy trascendentes, que no deben de ninguna manera pasarse por alto porque de ellos depende la vida, la vida física, y la vida emocional y espiritual de los seres humanos.
Me llamó poderosamente la atención, por ejemplo, que a pesar de la muerte de las ideologías, los de la extrema derecha, o sea los defensores de la egolatría y del egoísmo estén cayendo en España, como cayó el franquista, fascista, Mariano Rajoy aún ganando las elecciones. Pero no pudo ni podrá ya formar gobierno porque ni tirios ni troyanos querrían aliarse con él, tanto que el rey Felipe VI le ha propuesto al líder socialista (Partido Socialista Obrero Español), Pedro Sánchez, que sea él quien encabece el gobierno que gobernará la España durante los próximos años. Qué contradicciones. Qué noticias tan agradables se escuchan o se leen cuando se ama intensamente en los tiempos de cólera.
Rajoy, de plano, se confesó que no podía garantizar un Gobierno estable porque el PSOE se negaba al diálogo. Claro. Pero Sánchez pide al menos un mes para negociar a izquierda y derecha. De todos modos, la derecha por el momento está fuera del control gubernamental.
Pero no era de España que iba a escribir, sino de la suerte miserable y torpe de los mexicanos que viven de aire, de agua contaminada, de tacos de carne de perro callejero, de tortas de tamal o las famosas guajolotas y de toda suerte de cosas que sólo enferman o si no enferman es porque los estómagos y los intestinos de la pobreza ya están acostumbrados a morir lentamente. Y todo por el maldito salario que ganan por prestar su fuerza de trabajo a los empleadores, a los que sí pueden ahorrar, a los poderosos, entre los poderosos. Porque los pequeños no pueden pagar ni los salarios de hambre, de muerte impuestos por la Comisión Nacional del Salario Mínimo, avalada por los gobernantes como Peña Nieto, a quien le importará un bledo que se mueran más mexicanos en los campos de batalla o en las calles o en los hospitales de caridad.
Fíjese nomás las enormes distancias entre los que lo tienen todo y los que apenas tienen para oler, para medio comer, para medio alimentarse y principalmente para enfermarse de una infección intestinal.
Medido en dólares estadounidenses, el salario mínimo real anual de los mexicanos es el último de la escala de importancia. Es de 1,722 dólares. Qué jodidos estamos los hijos de Sánchez. Los empleados de Slim o de Servitje, o Aramburuzavala, o Diez, o Peña Nieto, o Videgaray Caso, u Osorio Chong, y tantos tan pocos integrantes de las clases pudientes y explotadoras de la fuerza de trabajo en este país de creyentes guadalupanos y papistas.
Pero el asunto no queda en los mil 722 dólares, porque el salario de los chilenos es de 6 mil 268 dólares; el de Grecia (una economía en desgracia), de 9 mil 478; el de los portugueses, un viejo imperio desgastado por la pobreza y el desempleo, de 9 mil 722 y hasta llegar a los meros ricachones de la Unión Europea como Holanda, donde ganan un salario mínimo de 21 mil 358 dólares, o Australia, con 20 mil 179, o Francia, con 19 mil 347, o Irlanda, con18 mil 734 y ya para no quedar mal, Reino Unido, con 16 mil385, o Canadá, con 16 mil 322 y pa’qué le seguimos.
Aquí muere…
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