Francisco Gómez Maza
• Acuerdos de libre comercio con Norteamérica
• El campo mexicano no tiene ninguna importancia
Los que siempre pierden, firme el gobierno o no acuerdos comerciales con Estados Unidos, son los campesinos, que poco a poco, ante el azote de la sequía y el hambre, van abandonando sus tierras, porque el gobierno cambio su política agropecuaria y ya no los subsidia ni les da asistencia técnica, pues ya estamos en el primer mundo del neoliberalismo salvaje, y los hombres del campo se ven obligados a ir y refugiarse en verdaderas cuevas, covachas, cartones, en la periferia de las grandes ciudades con la esperanza de encontrar un empleo muy mal remunerado que, por lo menos los libre de la muerte, por inanición, a ellos, a su mujer y a sus hijitos.
Lo recuerda muy bien la colega Guadalupe Fuentes López en el digital Sin embargo, no sé si por experiencia propia y porque se lo contaron. Pero yo sí lo recuerdo porque cubrí más que nada la mesa agropecuaria con la magistral asesoría de Eduardo Medina Mora Icaza que, por entonces, era el abogado de los hombres del campo. Y por supuesto que estoy de acuerdísimo con lo que escribe Guadalupe en el sentido de que, al igual que en 1994, cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC, TLCAN, NAFTA, los pequeños productores agrícolas mexicanos quedaron excluidos este 2018 de las mesas de renegociación, y en este nuevo pacto entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA) no se trataron temas pendientes como los precios de los granos básicos y la diferenciación entre maíz blanco y amarillo.
La firma del USMCA deja en la incertidumbre a pequeños agricultores mexicanos porque, a diferencia de Estados Unidos y Canadá, México no cuenta con subsidios ni programas de apoyo para que compitan los productores de maíz, trigo, frijol y arroz. La misma historia de toda la vida. México es un país primario y los campos de cultivo de temporal. Que son la mayor parte de la nación, están vueltos páramos. Y al gobierno de Peña le vale un cacahuate. No necesitamos producir. Lo que nos conviene, según los expertos del gobierno, es importar los productos del campo. Hasta las vacas que hace años exportábamos a los Estados Unidos.
El tratado comercial pactado la noche del domingo entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA, por su sigla en inglés), que reemplaza al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), dejó una serie de pendientes en el tema agrícola como los precios de los granos básicos y la diferenciación entre maíz blanco y amarillo. De qué asustarnos. Lo mismo ocurrió en las negociaciones para el NAFTA de 1994.Y es que en este asunto es imposible competir con los productores estadounidenses y canadienses que, desde hace mucho tiempo, tienen tecnificado con los adelantos más modernos los campos de cultivo. Para ponerles un ejemplo, en cualquier plantación de lo que sea de, por ejemplo, 200 hectáreas, un solo hombre montado en su maquinaria, en una cabina con aire acondicionado, teléfono, radio trasmisor, televisión, computadora, entre otros, barbecha, recoge la basura, ara, siempre, se sienta a esperar, o se va de vacaciones, y cuando regresa, él mismo también, manejando su maquinaria, cosecha, lo que los campesinos mexicanos no pueden ni soñar, sobre todo aquellos que tienen pinchurrientas porciones de tierras ejidales o comunales, y no son capaces de conjuntarse para privilegiar y sacarle más provecho a su tierra. Además, el gobierno neoliberal no le da ninguna importancia al campo, porque compra todo a los Estados Unidos, y por tanto no da subsidios ni tiene programas de apoyo para que los campesinos mexicanos puedan competir con los productores de maíz, trigo, frijol y arroz de Estados Unidos.
Y no sólo eso, sino que el sector de la pequeña agricultura mexicana no vislumbra una mejoría en este nuevo acuerdo como ocurrió los 24 años de vigencia del TLC. Simplemente los mexicanos no pudieron competir con los rancheros estadounidenses.
Veinticuatro años de vigencia del TLC que sólo sirvieron para anular la agricultura mexicana, como si fuéramos un país rico que todo lo puede comprar en Estados Unidos. Por tanto, en las renegociaciones del TLCAN que derivaron en el USMCA, los campesinos mexicanos insistieron en que el Gobierno mexicano no los tomó en cuenta y ni si quiera hubo un lugar para ellos en el llamado “cuarto de junto”, donde estaban representantes empresariales de los tres países.
De acuerdo con la nota de Sin embargo, cinco fueron los temas que retrasaban la finalización del nuevo acuerdo comercial: temporalidad agrícola, regla de origen automotriz, cláusula quinquenal o “sunset”, propiedad intelectual, empresas propiedad del Estado y manipulación monetaria. Pero también había otros temas pendientes que nunca estuvieron sobre la mesa, como la diferenciación de precios entre maíz blanco y amarillo´
En Estados Unidos, el presidente Donald Trump ofreció 12 mil millones de dólares en subsidios a sus productores, pero no vemos, en el caso de México, cuál será la política agrícola.
analisisafondo@gmail.com