• El respeto al derecho ajeno es…
• Los violadores siempre estarán ahí
A la libertad de prensa, en su día
Para respetar los derechos humanos y defenderlos no debían necesitarse convenios como el firmado este jueves 6 de junio entre el secretario de Gobernación, don Miguel Ángel Osorio Chong y el ombudsman Raúl Plascencia Villanueva. Ni Tampoco darles cursos a los funcionarios de gobierno para que los respeten. Es de sentido común aquello de que el “respeto al derecho ajeno es la paz”… etc.
Pero no hay ninguna razón para dudar de Osorio Chong y de Plascencia Villanueva. Los dos, desde sus propias responsabilidades, se perciben realmente preocupados por la violación de los derechos humanos en México, el pan nuestro de cada día.
Segurísimo de que desean fervorosamente desterrar las nefastas prácticas de violación de niños, niñas, mujeres, varones; la tortura en los centros de detención, el uso pornográfico de niños y niñas, las desapariciones forzadas practicadas por policías y sicarios; las conductas más diabólicas que el cerebro humano ha imaginado para domeñar, aplastar, aprovecharse, violentar la dignidad de las personas más vulnerables.
Esta misma semana hubo un foro en Saltillo, que sirvió de atril para que el ombudsman asegurara que sus registros reportan 24 mil desapariciones de personas, de las cuales en 2 mil 443 casos tienen indicios de desaparición forzada. Eso, por lo que toca a las desapariciones, que en muchos casos son practicadas por policías. Revelador que san los estados meridionales como Chihuahua, Coahuila, Durango, Nuevo León, Michoacán, Tamaulipas y Sinaloa los escenarios más propicios, ahí donde operan las bandas criminales y las partidas de las fuerzas de seguridad del Estado.
A mitad de febrero del año pasado, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU puso de manifiesto la paradoja mexicana. En el país que se beneficia de su pasado glorioso y la cultura indígena para desarrollar la industria turística, el organismo denunció discriminación y ataques racistas contra los indígenas e inmigrantes.
México no protege los derechos de las mujeres indígenas y de los migrantes; practica un racismo por omisión, acusó el Comité en los debates de dos días con la delegación del país norteamericano en Ginebra. Como ejemplo de estas prácticas, el organismo dio el caso de un indígena que fue deportado a Honduras por su perfil físico y tuvo que trabajar para juntar el dinero y pagarse el viaje de regreso al estado de Guerrero, de donde era oriundo.
Además, el Comité denunció asesinatos y arrestos de indígenas en disputas de tierras y conflictos de acceso al agua, y exigió que México rindiera cuentas sobre el secuestro de 22.000 migrantes. Nadie volvió a referirse a estas denuncias. Las autoridades mexicanas acentúan que sus políticas permitieron alcanzar un importante progreso al respecto. “Hemos avanzado en la educación de lenguas indígena; hay intérpretes para los casos sometidos a los tribunales. No toleramos violaciones de los derechos humanos”, detalló Alejandro Negrín Muñoz, entonces director de Derechos Humanos y Democracia de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
Según la cifra oficial, hoy en día el país cuenta con un equipo de 444 intérpretes que cubren 80 variantes lingüísticas de 27 comunidades indígenas de México y se dedican a proveer comunicación en procedimientos oficiales entre la comunidad autóctona y las autoridades. Sin embargo, aún queda un largo camino hasta alcanzar cubrir el total de las 364 variantes lingüísticas que tiene el país.
Sólo unas cuantas facturas pendientes. Y las violaciones continúan. La tarea es ingente. Difícil. Diría que casi imposible, pero habrá que empezar ya a hacer el intento de parar las violaciones.
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