Francisco Gómez Maza
• Por qué las FA sí pueden cuidar la seguridad interior
• Lo ideal es el papel de la Guardia Nacional y las policías
El tema de la extensión del plazo para que las fuerzas armadas continúen en las calles para colaborar con la Guardia Nacional y los cuerpos de policía, en el combate a la inseguridad pública, aún no se cierra, no obstante que el grupo de senadores panistas y otros grupos derechistas se opongan, casi de manera irracional, y la califiquen de militarización.
Y la califican de militarización si saber realmente el significado de esa palabra.
Los senadores escucharon, este martes 27 de septiembre, en el salón de sesiones del Senado, al secretario de gobernación, el también tabasqueño Adán Augusto López Hernández, sobre los diversos temas de la gobernabilidad de la nación, pero principalmente de la lucha por la seguridad pública.
Pero ¿quién les dijo que las fuerzas armadas no pueden ni deben andar en las calles? Con signos de interrogación para que sea más fuerte. Andar en las calles para cuidar de la seguridad pública.
Si los senadores del Movimiento de Regeneración Nacional votan porque se extienda el plazo para que los soldados cuiden los lugares públicos, las calles, las plazas, es porque se basan en los ordenamientos constitucionales. No son tontos para tirarse al vacío.
De acuerdo con las normas constitucionales, la misión de la Secretaría de la Defensa Nacional implica: Organizar, administrar y preparar al Ejército y la Fuerza Aérea Mexicanos, con objeto de defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación; garantizar la seguridad interior y coadyuvar con el desarrollo nacional.
De conformidad con la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, Artículo 1/o., el Ejército y la Fuerza Aérea Mexicanos, son instituciones armadas permanentes que tienen las misiones generales siguientes:
I. Defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación;
II. Garantizar la seguridad interior;
III. Auxiliar a la población civil en casos de necesidades públicas;
IV. Realizar acciones cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país; y
V. En caso de desastre prestar ayuda para el mantenimiento del orden, auxilio de las personas y sus bienes y la reconstrucción de las zonas afectadas.
¿Pero qué hacen en concreto las fuerzas armadas de México?
Además del narcotráfico, las Fuerzas Armadas participan en otras funciones, que corresponden a la seguridad pública: la Suprema Corte de Justicia de la Nación estableció que las tres fuerzas “pueden participar en acciones civiles a favor de la seguridad pública, en auxilio de las autoridades civiles”.
Los ideólogos de la derecha panista aseguran que el hecho de que las fuerzas armadas participen en la defensa de la seguridad pública es militarización.
También afirman que el hecho de que el gobierno del presidente López Obrador confíe la administración de varias empresas estatales, como Aduanas, los Puertos, la construcción del Tren Maya o el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles eso es militarización.
Sin embargo, para unos, militarización puede ser la potencialización de las fuerzas armadas; para otros, la militarización es la utilización de las fuerzas armadas en tareas no tradicionales, como el desarrollo. Otros le llaman militarización al uso de las fuerzas armadas para combatir las amenazas internas de carácter no militar, o para realizar misiones que le competen a las policías —como el combate al crimen organizado-. Finalmente, puede llamarse militarización a la existencia de facto, si bien no de jure, de un gobierno militar.
La militarización es el proceso por el cual el estamento militar participa e incide en la sociedad, la política, la economía y la educación. La militarización en la política se plasma por la asunción, por parte de militares, de responsabilidades políticas.
El caso más evidente de militarización política es el encarnado por las dictaduras militares. Sin embargo, los sistemas democráticos no están exentos de la presencia de militares entre los altos cargos políticos.
Con todo, no debe confundirse militarización con militarismo. El militarismo es la imposición de valores, perspectivas e ideales militares sobre la sociedad civil, lo cual, sin duda, resulta aún más peligroso que la militarización.
Los senadores de la derecha – Partido Acción Nacional, partido Movimiento Ciudadano, el PRI, el llamado Grupo Plural, un ente más derechista que la formación casi nazifacista española llamada Vox – hablan y hablan irresponsablemente de las fuerzas armadas, de su papel constitucional en la defensa de la sociedad mexicana.
Sin embargo, lo hacen sólo para poner en entredicho el papel del presidente Andrés Manuel López Obrador y lo hacen, una vez si y otra también, con saña y con odio. Odian todo lo que huela a Morena y López Obrador.