Francisco Gómez Maza
• Una ingenuidad que el pueblo obtenga espíritu crítico
• Si las masas aprenden se rebelarían ante las injusticias
Bajo cualquier modelo educativo cuyo objetivo real sea crear una enorme masa de personas destinadas a la servidumbre, las naciones continuarán siendo coto del gran capital y más concretamente de los poderosos capitalistas criollos y globalizados. Los educandos que puedan concluir estudios universitarios y de alto nivel estarán al servicio de las grandes trasnacionales o de los grandes negocios privados locales.
Hasta este momento, cualquier sistema educativo es una enorme fábrica de incultos, cuyo único objetivo en la vida es el dinero y el desprecio total a las grandezas del espíritu. Esta situación la podemos observar en países capitalistas como los Estados Unidos, en donde el analfabetismo funcional es mayúsculo. Y la pobreza de espíritu sólo puede ser medida en función de los mass media dedicados a la publicidad de productos inservibles y caros.
Estos incultos sólo saben tanto como recuerdan de lo que “estudiaron” en la escuela. Saliendo de ella, en cualquier nivel, primaria, secundaria, preparatoria, estudios superiores, se olvidan de todo y vuelven a ser los mismos burros que ingresaron a la escuela ya fuera pública como privada.
El modelo actual crea una sociedad consumista, pero de consumo y desperdicio, como es toda sociedad neocapitalista como México. Los ciudadanos trabajan para consumir. No para ahorrar. Son escasos los que ahorran para alimentar el espíritu y para darle una buena educación a los hijos. Miriadas de jóvenes deambulan diariamente por las calles de México con los oídos tapados y sin esperanza porque la escuela sólo les enseñó a ser criados, parte de la servidumbre, que sobrevive a expensas de salarios injustos, sin seguro social, sin prestaciones, sin vacaciones, sin tiempos para el cansancio, sin poder hacer carrera dentro de la empresa, con la espada de Damocles del despido, de quedarse sin empleo, en cualquier momento.
El modelo educativo actual crea una sociedad acrítica, porque en la escuela no le sugirieron que sólo existe quien duda, gran axioma del filósofo matemático francés René Descartes. Los maestros no les enseñan a los alumnos a dudar y la duda es fundamental en la vida personal y en las relaciones sociales. Dubito ergo sum, dice el principio cartesiano. Y tú, alumno mí, duda hasta de lo que estoy escribiendo en este espacio que es la columna Análisis a Fondo.
El actual modelo no enseña a los alumnos a aprehender. No se trata tanto que los maestros llenen de conocimientos a los alumnos, como un ahorrador llena de monedas de oro una alcancía. A esto, el educador Paulo Freyre le llamaba “educación bancaria”. De que le sirve al ser humano tener millones de conocimientos encapsulados en la memoria sino no le van a servir para aplicarlos en la vida diaria. Burros cargados con lingotes de oro.
La escuela tiene que enseñar, pero no conocimientos concretos, sino métodos de aprendizaje, métodos para aprovechar la lectura de un libro, metodologías para “leer” los medios masivos como la televisión, principalmente, o el cine y ahora las social media. Muchos, millones no saben leer un libro (prueba de ello es que llegan a las altas alturas de la política y no leen ni tres libros); muchos se embaucan con la amplia barra de las estúpidas telenovelas, o las series monótonas que no cambian de libreto. Y se quedan como los autistas que aún no se dan cuenta de que son autistas y andan solitarios por la vida sin comunicarse ni con ellos mismos.
Triste es la situación en la que quedan los educandos después de terminar, si es que los terminan, sus estudios. Ni a los presidentes, ni a los secretarios de estado les interesa educar en esos términos a la gente. Por qué. Porque quieren tener asegurados los votos de la ignorancia y del hambre que, en una democracia, no real, sino representativa, los mantiene en el poder corrompiendo todo, robando todo, sin tener que rendir cuentas a nadie porque para que rendirlas si con un ustedes disculpen se arregla todo.
Si el “nuevo modelo educativo” que presentó este miércoles el joven pinta canas, Aurelio Nuño Mayer, cumple con las condiciones que he enumerado (y me faltaron muchas, pero serían objeto de un análisis más amplio y profundo), bienvenido.
Pero me temo que sea un modelo educativo de esos dictados por el Banco Mundial o la OCDE (Organización de Cooperación para el desarrollo Económico), que responden sólo a los intereses del gran capital.
Sería en verdad una actitud ingenua esperar que las clases dominantes desarrollasen una forma de educación que permitiese a las clases dominadas percibir las injusticias sociales en forma crítica, como claridosamente lo dijo alguna vez el maestro Freyre.
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