· Poema premonitorio con sabor a muerte
· Mirtha Luz, la poeta, y su Niña de Azúcar
Jamás se le ocurrió a la poeta que su niña de azúcar se iría a plantar margaritas en sus huesos; que la dejaría sin sus ojos, ciega; sin su voz, silente; sin su piel, desnuda…
Mirtha Luz Pérez Robledo es una mujer de tantas tan pocas que van por la vida construyendo presentes y futuros. Con ser maestra de primaria, nacida en Frontera Comalapa, en el poético Chiapas, donde hasta las hojarascas son poesía, reedita la belleza de los niños y de su propia hija. Vive en Comitán, tierra de mujeronas divinas como Rosario Castellanos, la eterna representante de la mujer dulcemente guerrera.
Su hija, la hija de Mirtha Luz, su niña de azúcar, se llamaba Nadia y se apellidaba Vera Pérez, y murió asesinada con saña, con horrible saña, después de ser violada sexualmente, en el mismo lugar donde fueron matadas, todas con saña y violadas, otras tres mujeres y el reportero gráfico, Rubén Espinosa, colaborador de Proceso y de la agencia grafica Cuarto Oscuro, el viernes 31 de julio.
Y dejó Nadia a su madre, a Mirtha Luz, la comiteca émula de las grandes mujeres comitecas, a pesar de que ésta le insistía: No me dejes si ti, Niña de Azúcar.
Nadia, la Niña de Azúcar, era antropóloga egresada de la Universidad Veracruzana. Era integrante de la Asamblea Estudiantil de Xalapa y fue parte del movimiento #YoSoy132 de Xalapa. Actualmente trabajaba en la Muestra Internacional de Cine y Video Independiente “Oftálmica” y coordinaba el Festival Internacional de Artes Escénicas “Cuatro x Cuatro”.
Vera Pérez fue una de las estudiantes golpeadas por policías de la Secretaría de Seguridad Pública durante el desfile del 20 de noviembre del 2012, por protestar contra los resultados de las elecciones presidenciales.
El Catálogo de Escritores del Instituto Nacional de Bellas Artes registra a Mirtha Luz Pérez Robledo, la madre, con esta ficha:
Nació en Frontera Comalapa, Chiapas, el 13 de julio de 1960. Poeta. Estudió la normal básica y cursó talleres de literatura en la Unach y el Coneculta-Chiapas. Vive en Comitán, Chiapas, donde es maestra de primaria. Sus poemas han aparecido en publicaciones como Cantera, La Luciérnaga y Revista Mexicana de Literatura. Becaria del FOECA-Chiapas 2003. Entre otros, ha ganado el Premio Estatal de Poesía Ydalio Huerta Escalante 2001 de Palenque, Chiapas. Premio Estatal de Poesía Armando Duvalier 2002 de Tuxtla Gutiérrez. Premio Nacional de Cuento Carmen Báez 2001 de Morelia, Michoacán. Premio Nacional de Poesía Ramón Iván Suárez Caamal 2006 con el libro Música para una infancia difusa. Su obra aparece en varias antologías como Cuento. VIII Premio Nacional de Cuento Carmen Báez (Ediciones Michoacanas, 2002), Poesía en voz alta. Antología para jóvenes (vol. 3 tomo II, Gob. del Edo de Chiapas, 2002), Poesía para leer en voz alta (Gob. del Edo. de Chiapas, 2005), Antología de poetas comitecos (Ediciones Imaginarte, 2005) y La linterna mágica. Poesía para niños (Gob. del Edo. de Chiapas, 2006).
Obra publicada
Poesía: A la diestra del reino: Comitán, Ediciones Imaginarte, 2004. || A ras de piel, Viento al hombro, Tuxtla Gutiérrez, 2004. || Hospital de las almas (plaquette), e/a, Comitán, s/f. || En el sereno punto, Tintanueva, 2006. || Vacío bajo la luna / El dulce retorno, UNICACH, Boca del Cielo, 2007.
Como todo poeta, Mirtha Luz era profeta; como mujer, intuitiva, agudamente intuitiva y en el fondo del corazón vivía profundamente preocupada por su Niña de Azúcar y ésta la dejó porque se fue a plantar margaritas en sus huesos:
Balada para una niña citadina
a Nadia Dominique,
la mujer…
que soy
Se están volviendo margaritas los huesos de la niña
Que se consume como una lámpara olvidada
Una piel transparente la seduce
Para bordar en sus cabellos los pétalos de muerte
Y mis manos quietas no la tocan
Y mis ojos tristes no la miran
Y mi alma inerte no la siente
Se están volviendo secos los ojos de la madre
Que se consume como una lámpara olvidada
Una piel transparente se le escapa
Para bordar en sus cabellos el llanto de la muerte
No te vayas de mí niña de azúcar
A deshacerte entre la piel del llanto
No te vayas de mí pájara libre
Hacia el páramo frío de la ausencia
Entre tus venas danza mi silencio
Y hay un sonido mío en tus palabras
No te vayas de mí niña de azúcar
A plantar margaritas en tus huesos
No me dejes sin tus ojos
Ciega
No me dejes sin tu voz
Silente
No me dejes sin tu luz
A oscuras
No me dejes sin tu piel
Desnuda
No me dejes sin ti
Niña de azúcar
Este crimen no puede quedarse impune. Ya no más la impunidad que mueve las venas sangrientas de este México de sangre, dolor y lágrimas. Los asesinos, los materiales, los que se ven el video tomado por una cámara de tantas instaladas en la ciudad, y los intelectuales, éstos sean quienes fueren, deben ser castigados.
Basta de que juan de la chingada haga su santa voluntad en esta tierra de millones de trabajadores violentados en sus derechos laborales y humanos. Basta de romper la madre por donde se desliza la vida…
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