Francisco Gómez Maza
• Cumplía los requisitos legales, pero no…
• Es cercanísima de AMO y es de Morena
Rosario Piedra Ibarra, hija de la admirable activista pro desaparecidos, Rosario Ibarra, es rechazada como ombudsperson por muchos sectores y grupos de defensores de derechos humanos y es rechazada, de oficio, por la oposición panista al presidente López Obrador.
Varios visitadores de la Comisión, inclusive, sobre todo mujeres, renunciaron a su encargo en la Comisión, manifestando su desacuerdo con la decisión tomada por los senadores de Morena de nombrar a la regiomontana a contracorriente.
Aunque los senadores panistas se opusieron de oficio a la elección de Piedra, calificándola de fraudulenta, porque se oponen a todo lo que proponga el presidente López Obrador, obviamente (es así su naturaleza ideológico política. Cumplen su papel.
Sería contrasentido que no se opusieran; son el grupo opositor más fuerte, los senadores de morena, que hicieron mayoría en el proceso, pareciera que obedecieron una decisión presidencial de imponer a Piedra. No me consta, pero por los hechos los conoceréis. Pareciera obvió que así fue.
Es a todas luces, la señora Piedra Ibarra cercanísima a López Obrador. Tengo entendido que es, por lo menos, fuerte simpatizante de Morena – no sé si sea miembro -, el movimiento que propuso la candidatura del ahora vilipendiado presidente.
Para este escribidor, la señora Piedra ejerce el papel de juez y parte. No es el perfil de la defensora de los derechos humanos que requieren las relaciones políticas de los mexicanos. No se ve imparcial entre los intereses del gobierno y los de la Comisión, que fue creada para la defensa de los derechos humanos de los ciudadanos violentados por las clases dominantes, Y quiéralo o no, López Obrador es cabeza de la clase política dominante, aunque jure y perjure que no violará nunca los derechos de nadie.
Pero viólelos o no, defiéndalos o no, el gobierno de López Obrador, la o el presidente de la CNDH, llamado también en inglés Ombusperson, tiene que ser alguien que no esté comprometido ni con el partido en el gobierno ni con el gobierno. Y a todas luces, la señora Piedra puede ser la menor defensora, pero es morenista y es lopezobradorista. Y, como decimos en México, eso no se vale.
Ciertamente, la señora Piedra cumple con los requisitos. Los requisitos para ser electo son: Ser mexicano por nacimiento. Estar en pleno ejercicio de los derechos políticos y civiles. Tener más de 35 años de edad. Gozar de buena reputación. No haber sido condenado por delito intencional que amerite pena corporal.
Pero desde el punto de vista de los usos y costumbres, ella no es elegible por razones éticas, deontológicas. Siendo del grupo de López Obrador, es juez y parte. El o la presidente de la comisión que defiende los derechos de los habitantes de este país tiene que estar libre de toda sospecha y resulta que la señora Piedra es la principal sospechosa. Sólo por ser lopezobradorista y morenista.
López Obrador podría ser, como él lo asegura, el más minucioso defensor de los derechos humanos, que en muchos casos no lo ha sido, como el despido de trabajadores de diversas áreas de la burocracia. Pero no es bueno que tenga a su amigo o amiga personal, defendiendo los derechos humanos. Y en esto tuvieron responsabilidad plena los senadores morenistas, encabezados por Ricardo Monreal Ávila.
Los senadores lopezobradoristas no repitieron la elección, como lo exigían los opositores, porque estuvieron seguros de que la primea elección no fue fraudulenta, como acusaron los panistas. De todos modos, para que no quedara ninguna duda, debieron de reponerla, sin la señora Piedra en la terna de aspirantes. La señora Piedra, siendo amiga de López Obrador, siendo morenista, nunca debió presentarse a la elección. No garantiza la imparcialidad que debe tener el juzgador. Y el presidente de la CNDH es un juzgador. El juzgado debe juzgar sin sombra de duda, sin el peso de la amistad de la cabeza de la clase política dominante, aunque ésta estuviese integrada por santos varones y las once mil vírgenes.