• Show.. a costa de los maestros
• Cue, uno de los financiadores
Gran pachanga magisterial en la explanada del zócalo de ciudad de México. Una fiesta “revolucionaria” que sólo jovencitos y jovencitas disfrutan y uno que otro vejete del 68, que la mayoría pasó ya a mejor vida.
Un día de campo en medio de la selva de concreto, a los pies de la Santa Iglesia Catedral de Norberto; del Palacio Nacional, de los edificios del Ayuntamiento y del Gobierno del Distrito Federal, y junto a los portales de las joyerías y las fritangas. En espera del primero de septiembre, día del Informe Presidencial.
Unos, maestros de maestría, de escuela normal para maestros; otros, maestros por necesidad; muchos, porque no les quedó de otra, pues sus padres no tuvieron recursos para que estudiaran medicina, ingeniería, matemáticas, en la universidad, o de pilotos aviadores, que andan en los subterráneos de economía informal, porque no hay cabinas de avión donde puedan pilotear a 30 mil pies de altura.
Todos los picnistas magisteriales, muy entusiasmados con la “revolución educativa”; dispuestos a “morir” con tal de que no sean evaluados si los diputados aprueban la Ley del Servicio Docente.
Cómo. ¿Después de cinco, diez, 15, 20 años, evaluarlos? Y ellos creen que, si reprueban, los van a correr; no les van a reconocer su antigüedad, y qué sé yo. Pero todos, felices y contentos, echados dentro de su tienda de campaña de plástico, de esas que cuestan en wolmar unos 500 pesos y que en la primera llovizna se inundan; otros, en tiendas de mayor tamaño; los más, debajo de enormes enlonados, donde se guarecen porque no les alcanzó el dinero que les dio el líder para tienda de campaña. Otros, turisteando por los puestos callejeros que venden baratijas chinas. Y todos, bloqueando el derecho de vía que tienen todos los chilangos y sus visitantes de los estados de la república, y del exterior.
Pero los líderes del “movimiento” cumplieron. Desbloquearon las entradas de la Cámara de Diputados, a donde ya se puede entrar y salir libremente, sin que ningún Noroña lo impida. Pero no fue por la gracia de Noroña Fue por obra y gracia de Miguel Ángel Mancera, cuestionado jefe de gobierno del Distrito Federal, quien se sentó con los líderes, todos miembros del PRD de Gabino Cue, el gobernador de Oaxaca – ¿Los maiceó? – y asumió el costo de que hicieran de la Plaza de la Constitución su posada.
Ningún vehículo de particulares puede circular alrededor del Zócalo. Sólo los oficiales, los que van a Palacio Nacional, los que van a la Curia Arzobispal y,. obviamente, con toda facilidad, los que van a las oficinas del Gobierno del Distrito Federal. Ah, y más principalmente los vehículos de pasajeros del Instituto Estatal de Educación del Estado de Oaxaca. Mucho tendrá de qué informar el priísta de corazón, pero perredista y panista por conveniencia, que gobierna la tierra de la CNTE.
¿Y los dirigentes seccionales de la Coordinadora? Ciertamente no aparecen por ningún lado del Zócalo. Nos se ven en los reducidos pasillos entre tiendas. Indudablemente que no duermen en esas miserables alcobas de campaña, en donde pasan noches de frío y lluvia los jóvenes maestros y maestras pastoreados por ellos. Los líderes estuvieron en el Camino Real de Polanco en junta negociadora con las comisiones de educación del Senado y de la de Diputados. La junta de negociación estaba fijada para las 5 de la tarde, pero llegó la hora del Ángelus de Catedral y aún no comenzaba, porque Monreal terqueaba para que fuera trasmitida públicamente por el Canal del Congreso..
Y de la evaluación hablaremos en otra ocasión.
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