Francisco Gómez Maza
• ¿Parcialidad o imparcialidad?
• De fake news, “bulos” y chayotones
Dicen en mi tierra que lo que es parejo no es chipotudo y espero darme a entender (en el centro hablan de ser imparcial).
Siendo justos. El periodista sólo tiene que ser parcial con lo verdadero, con lo justo, con lo equitativo, con el sufrimiento de la gente. Pero no puede ser parcial apoyando al gobierno. Ni parcial apoyando a los opositores al gobierno, aunque estos sean unas “santas palomas de altar y veladoras” y de moral pura y sacrosanta.
María González y Dimitry Alekseev, en economistjurist.es, afirman: La instantaneidad en el acceso a la información y la enorme diversidad de fuentes han supuesto lo que ha venido a denominarse “Infoxicación”, pues ha habido un incremento exponencial respecto de la difusión de informaciones imprecisas, engañosas o directamente falsas respecto de temáticas, la mayoría de las cuales son de absoluta actualidad.
No es cuestión nueva: el consumo masivo de contenidos online fomenta la proliferación de las fake news, que pueden extenderse por todo el planeta en cuestión de segundos, sobre todo cuando hay una escalada de odio.
El objetivo, la estrategia, la finalidad de quienes se dedican al negocio de las fake news, a los cuales llamaré fake journalists, es desinformar, desestabilizar, deshonrar, manipular a actores de la sociedad frente a un hecho trascendente para ella; sembrar odio hacia uno u otro factor humano de la cultura, de la economía, de la política. Lo estamos experimentando ahora en México.
En medio, como jamón de emparedado, queda el auténtico comunicador, como en la actualidad se denomina imprecisamente al periodista, quien es en realidad el mensajero, el intermediario entre la política y la sociedad.
El periodista investiga – reportea – en su papel de informador de la sociedad, opinión pública se le decía antes, pero ésta es una gran impostura, porque nunca ha existido. Simplemente es el emparedado entre el cual queda el periodista, en su papel de informador para los agentes políticos, económicos y sociales.
Este periodista también opina, analiza, pero desde la esquina del periodismo, y como periodista profesional no tiene que asumirse integrante de ninguna banda, cártel, bancada, ninguna fuerza política o económica. (Individualmente, al interior de su mente consciente, puede tener sus preferencias ideológicas, de conciencia de clase, partidistas, entre otras).
Frente a esta realidad, la relación que se establece entre los medios, la política y la sociedad, en abril pasado, Newtral y Maldita.es, las dos agencias de ‘fact cheking’ más poderosas de España, fueron puestas en duda ante su claro sesgo ideológico.
Las dos agencias, fundadas respectivamente por Ana Pastor y Clara Jiménez Cruz, quedaron atrapadas en el ojo del huracán, al ser puesta en duda su imparcialidad a la hora de verificar o desmentir las “Fake News”, sobre todo aquellas que cuestionan la actuación del Gobierno ante la pandemia.
Y es que, como cualquier economista diría, “sigue el dinero y encontrarás a quién deben lealtad”: Newtral es financiada por LaSexta, además de ser productora de los programas de su fundadora, y Maldita.es, que se vanagloriaba de ser independiente al sólo sobrevivir de las donaciones de sus subscriptores, ha dado muestras palpables de que recibió 6,000 euros del Gobierno, antes de las elecciones.
Un reporte del asunto, difundido por Blasting news de España, asegura que el hecho de que las dos agencias hubieran sido fichadas por Facebook y Whatsapp (subsidiaria de la primera), para ser las que dilucidaran qué era un bulo (algo así como falsedad) y qué no, causó bastante controversia, y a pesar de que ambas, junto con WhastApp, desmintieran que se estuviera censurando la información, esto sólo es cierto a priori. La censura llega a posteriori, cuando todo aquello que salga del discurso oficial es tachado de mentira.
Pero bueno. Ahí está una realidad enfermiza que atenta contra la sociedad. Y nadie tiene derecho a manipular con falsedades, con bulos, con fake news, a la sociedad, aunque Al final de la jornada se impone la verdad.