• El caballo detrás de la carreta
• Urge un certero golpe de timón
La economía real es la que preocupa y ocupa, mientras trascurre el momento del primer informe de gobierno, inmerso en amenaza a la tranquilidad de los habitantes de la ciudad de México, y los gurúes discuten sobre si continúa o ya se esfumó el “mexican moment” creado por el ascenso a La Silla del presidente del revivido Partido Revolucionario Institucional.
Las cifras no mienten, aunque se presenten rasuradas. Los publicistas intentan presentarlas lo menos alarmantes posible y las califican de mixtas. pero la realidad desmiente el mediático optimismo. No vamos bien. Es más. Vamos muy mal y, a falta de imaginación, excesivamente codependientes de la economía del Imperio.
La expectativa es que a los optimistas les asista la razón, cuando aseguran que el “momento mexicano” aún no termina, debido a que existe una inercia muy positiva en la clase política mexicana para alcanzar acuerdos y aprobar las reformas estructurales como la energética y fiscal, que los rectores de la economía y la política monetaria consideran condiciones sin las cuales no repuntará la economía nacional.
Puede ser que tengan la razón quienes creen en que todavía estamos en el “mexican moment”, pero la realidad no es muy emocionante, como lo revela el informe semanal de la Secretaría de Hacienda:
El personal ocupado en la industria manufacturera creció 1.2%. Las horas-hombre trabajadas y las remuneraciones pagadas se contrajeron .1.4 y 1.5%. Pero descontando los momentos atípicos,. en realidad el empleo se contrajo casi medio punto porcentual (0.45), luego de crecer los cuatro meses previos; las remuneraciones sólo aumentaron una décima y las horas-hombre descendieron 5 décimas.
La industria de la construcción, pivote de activación económica hace dos sexenios (Fox productions), cuando los enormes cajones de cuchitriles crecieron como pitufos, continúa deprimida. En junio, reportó un descenso de 5 décimas porcentuales, pero en la realidad – la desestacionalidad – el personal ocupado y las remuneraciones medias reales descendieron 1.13 y 0.04 en junio.
La balanza comercial – exportaciones vs importaciones – siguió reportando déficit, por la reducción de las compras de los gringos y las adquisiciones de los productores nacionales que, con crisis y todo, requieren, y por la invasión de productos chinos, que están hasta en los anaqueles del megasupermercado de san Juditas, En láminas de acero, por ejemplo, vitales para la industria nacional, las compras a China comunista, principalmente por las tracalerías – dumping – con las que actúa ese país en sus relaciones con México, subieron por arriba del 250 por ciento.
Así, la balanza comercial registró un déficit de muy cerca de los mil 500 millones de dólares, en julio.
Un dato muy curioso se refiere al crédito bancario, una de las banderas de la estrategia penañietista para reactivar la economía, sobre todo de las MiPyMes (Más crédito y más barato). Contradictoria la realidad: a julio, el saldo del crédito otorgado por la banca comercial ganó el dinamismo que ha perdido la actividad productiva.
Pero las cifras que no tienen pierde son las del mercado de valores, que en este espacio se consideran como el termómetro que le mide la temperatura a toda la economía, porque en él participan las grandes empresas de los sectores estratégicos. Pues resulta que la bolsa de valores no se ha comportado muy bien que digamos. Se culpa al entorno político internacional, como la nueva aventura agresiva que planea realizar el Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, contra el pueblo sirio. Pero la realidad es que la ausencia de condiciones de estabilidad de la política económica gubernamental inciden determinantemente en las decisiones de entrar y salir del mercado para obtener financiamiento, o para comprar riesgos dignos de comprarse porque a corto o mediano plazo van a dejar buenas utilidades.
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