• La cascada de reformas
• Economía, en bancarrota
No hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se venza. Y está terminando el primer año de la vida del poder ejecutivo.. Así pasa la gloria de este mundo. Y con un saldo muy desfavorable para las mayorías de los mexicanos, que han tenido que alimentarse de expectativas, de promesas que contrastan con una economía en picada, magro poder adquisitivo, escasas posibilidades de empleo justamente remunerado y una creciente inseguridad pública entre otros infortunios. Da pena hablar sólo de desgracias.
El primero de septiembre, ya a escasos cinco días, comienza el segundo año de labores de la LXII Legislatura del Congreso de la Unión y se cierra el primer año de gobierno del presidente de la república, quien deberá presentar por escrito su primer informe de gobierno, hechos ante los cuales no hay mucho que esperar a no ser la catarata de reformas constitucionales iniciadas por Enrique Peña Nieto, y aprobadas por los legisladores gracias al Pacto por México, ingeniosamente ideado por el mandatario para unificar a los dirigentes de los principales partidos políticos.
Los legisladores continuarán su trabajo de aprobar, en debates de mero trámite, importantes iniciativas del Ejecutivo, como la reforma financiera y hacendaria, la reforma energética y el presupuesto de gastos federales a ejercerse en 2014 por el gobierno federal, así como leyes secundarias de otras reformas, como la de telecomunicaciones y la de educación, ésta última convertida en piedra de contradicción y generadora de malestar entre la porción contestataria del poderoso sindicato magisterial.
No se espera pues un segundo año más tranquilo que el que está por concluir bajo la marca de los bloqueos magisteriales a las cámaras de diputados y senadores. La reforma energética y particularmente la que abre a Petróleos Mexicanos a las inversiones extranjeras, podría taponar las calles de la ciudad de México, pues las bases de la partidocracia autocalificada de izquierdista le darán una gran lata al presidente de la república. El Movimiento de Renovación Nacional seguirá las órdenes de Andrés Manuel López Obrador y realizará manifestaciones y plantones “en defensa del petróleo”.
La reforma financiera y hacendaria, con mayores impactos en la economía individual y familiar, por lo que a cargas fiscales se refiere, pasará a segundo término. Nadie protestará, como lo hará contra “la privatización” de Pemex, por un eventual incremento del Impuesto al Valor Agregado a medicamentos y alimentos de la canasta básica.
La carnita del informe de gobierno será la interminable lista de reformas estructurales iniciadas por el Ejecutivo actual y el pasado – la reforma laboral -, quien presumirá del Congreso por su actitud absolutamente positiva frente a las propuestas presidenciales.
De otros rubros del quehacer gubernamental los observadores y analistas no esperan noticias de primera plana del informe. El presidente no tiene mucho que decir de grandes obras y grandes logros, pues la caída de la economía, el empleo creciente pero mal pagado, y la exitosa economía informal le están acompañando al final de su primer cumpleaños.
La economía no crecerá este año por arriba del 2 por ciento, crecimiento de ninguna manera para celebrarse, y que tiene que ver más con una política económica irreal que con la supuesta crisis y volatilidad que están padeciendo las economías de Europa y la de Estados Unidos. Pero habrá que esperar lo que realmente informe el informe de gobierno.
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