Francisco Gómez Maza
- Irrefutables los números que ofrecen las encuestas serias
- Claudia Sheinbaum va que vuela rumbo a palacio nacional
Reforma, el vocero de las clases dominantes, no pudo menos que asumir la triste realidad para la candidata Xóchitl Gálvez. No pudo ocultar el hecho. La próxima presidenta de México, sucesora del presidente Andrés Manuel López Obrador y constructora del segundo piso de la Cuarta Transformación será la doctora Claudia Sheinbaum Pardo. Nadie puede ponerlo en duda.
Además, la verdad es que la señora Gálvez, además de no tener los arrestos académicos ni la experiencia de la Doctora en Ciencias, denota una ignorancia supina inclusive para hacer las cuentas del supermercado. El periódico de los Junco no tuvo ninguna salida para no reconocer esta realidad.
Por más que los intelectuales metan las manos al fuego por la vendedora de gelatinas o jaletinas, ésta no podrá ni con su alma, porque gobernar un país como México, que está entre las primeras economías del mundo y ahora, en estos momentos, como la más fuerte por la fuerza que han tomado todos los indicadores de su economía, como se dice popularmente, está en chino.
El producto interno bruto, el casi pleno empleo, el comportamiento de todas las ramas económicas, los salarios mínimos y, sobre todo, el comportamiento de la moneda que ha sorprendido a medio mundo, pues lleva ya un buen tiempo como una de las divisas líderes del mercado, empatando con el dólar estadounidense o quizá con mayor fortaleza que éste, es increíble.
México, seamos sinceros, es un paquetón para quedar en manos de una persona, sin afán de ofender, absolutamente incompetente, ignorante de todas las ciencias y artes del gobierno y que va acompañada por los políticos del viejo régimen, igual que ella, absolutamente incompetentes en las materias mencionadas y, no sólo eso, sino artífices en la eficacia de imponer el recetario ordenado por los gemelos de Bretton Woods, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que le ordenan a sus economías socias un abecedario de política económico que sólo busca el beneficio pleno de las clases dominantes y deja a la vera del camino del progreso a los trabajadores y ya no se diga a los millones de desheredados.
Una política económica que sólo busca la acumulación de la riqueza en manos de las clases “superiores”, como ellos se consideran, y deja en la inopia total a las clases económicamente débiles, particularmente a los grupos de poblaciones originarias que un día fueron fortaleza de grandes civilizaciones como la Tolteca o la Maya.
No le quedó más a los Junco del Reforma que aceptar la realidad. Que la mayoría de los mexicanos, sobre todo los pobres, los trabajadores, pero también grandes sectores de las clases medias y, aunque usted no lo crea, muchos miembros de las clases empresariales que están experimentando el progreso de la economía nacional en manos de los economistas progresistas, emanados de las escuelas progresistas y que trabajan en beneficio de una economía que beneficia no sólo a los empresarios, sino también a los trabajadores, porque están conscientes y lo ponen en práctica de que el éxito de la economía es el éxito del capital y el trabajo, que si los trabajadores no gozan de buenos salarios jamás podrá la economía despegar y sólo se quedará como un arte mágica que atiza el enriquecimiento de unos cuantos, que no se dan cuenta de que podrían ser más ricos si los trabajadores son también más beneficiados por el capital. Y no estamos hablando de sistemas que los empresarios, y concretamente las derechas, odian porque piensan que les van a despojar de sus riquezas para entregarlas a los pobres.
Ésta es parte de la historia que los mexicanos estamos viviendo en estos momentos de recambio. Imposible que las fuerzas de las derechas logren el triunfo electoral con cualquier candidato o candidata que presenten y que registren ante los órganos jurisdiccionales encargados de organizar y sancionar los procesos electorales. No sé si los magnates del diario Reforma descubrieron estas verdades, pero lo que sí es cierto es que no pudieron y no pueden (les queda dignidad de periodistas) tapar el sol con un dedo.
Es imposible que la presidencia de la república quede en manos de un personaje ignorante, sin sentido, sin pumpos para nadar, como dicen en mi datcha. En este puesto se requiere una persona sabia, culta, honesta, sobre todo, aunque los enemigos de la democracia y amigos de la injusticia lancen una guerra de lodo en un intento por manchar la honra de quien o quienes buscan a través del encargo democrático, el reinado de la justicia, económica y social.