Francisco Gómez Maza
• Tiene que ser justísima – equitativa – la relación
• Como con Guate, dos plumas de una misma ala
Este 14 de septiembre los mexicanos celebran lo que ellos llaman federalización de Chiapas. y los chiapanecos llamamos anexión de Chiapas a México, que no es lo mismo.
Bien. Han transcurrido muchos ventarrones desde aquel 14 de septiembre de 1824 – 193 años – cuando, como siempre, el pueblo chiapaneco, la indiada como acostumbran motear a los indios los ladinos, ni se enteró de que ya éramos mexicanos.
Decidieron la anexión los dueños, los amos, los caciques, los letrados, los ministros de culto, el obispo, las autoridades, pero los chiapanecos ni se enteraron. En ese momento, Chiapas había ya declarado su independencia de España – 28 de agosto de 1821 -, un mes antes de que lo hiciera la llamada Nueva España o México, el 27 de septiembre de 1821.
Sólo tres años, Chiapas gozó de su independencia de los viejos amos. Pasado ese tiempo comenzó su historia de dolor con el yugo de los mexicanos. Los chiapanecos somos mexicanos y por eso más nos duele el trato que nos dan los gobiernos centrales. Primero, durante muchos, muchos años, Chiapas era un territorio de exilio de políticos que no quería o que odiaba el presidente de la república en turno, pero como vieron que gobernar a Chiapas hacia a nuevos millonarios, cambiaron el sistema y mandaron a gobernarlo a sus más cercanos amigos, compadres queridos, cómplices, entre otros.
Chiapas, entonces, se convirtió en un botín para la clase política del centro. Se aplicó para los 74 mil y tantos kilómetros cuadrados de territorio, entre selvas, serranías, valles, costas, manglares, la política del saqueo. Por mencionar un ejemplo. Piratas indecentes acabaron con la tortuga marina que llevaban en grandes tráileres al occidente del país; prácticamente acabaron con la selva chiapaneca desmontando las mejores maderas preciosas, cedro, caoba, matilisguate, entre otras. ¿Verdad Luis Echeverría? Y si viviera, también le preguntaría a Velasco Suárez (¿Verdad, doctor?).
Acabaron, inundándolas, con las tierras más productivas de la geografía chiapaneca con la construcción de las imponentes hidroeléctricas para hacerse millonarios con la generación de energía eléctrica que inclusive exportaban, cuando pueblos vecinos de las plantas hidroeléctricas no disponían de luz o si la tenían la pagaban y la siguen pagando carísima. Succionaron, como viles huachicoleros, el petróleo del subsuelo chiapaneco y lo malbarataron o se lo robaron los dirigentes de la empresa de México, los presidentes de la república en turno, los líderes sindicales, toda una pléyade de ladrones que padecen los mexicanos, tanto que ahora tuvieron que regalarle el petróleo a poderosos inversionistas extranjeros, que van a continuar destruyendo la tierra chiapaneca y las propiedades de pueblos y comunidades indígenas, como está ocurriendo con los pueblos soques de la región de Mezcalapa.
Decía Noquis Cancino que Chiapas es en el cosmos como una flor al viento. Cuánta razón tenía el poeta. Una flor al viento que pepenaron los agandalladores gobernantes mexicanos para ponderar el sistema de corrupción que impera en la nación y que se ha enseñoreado en Chiapas. ¿Verdad, güerejo, que a ti te ha tocado y también una muy buena tajada del pastel chiapaneco?
Chiapas es célula infinita que sufre, llora y canta- A pesar de que sufre y llora, canta. Qué le queda. Más que cantar. Y continúa siendo tierra de caciques, botín de políticos corruptos, objeto de saqueo, de robo, de explotación de las mayorías de chiapanecos. Ah, pero es muy bonito con sus montañas, sus valles, sus ríos, sus lagunas, sus cascadas, sus costas, sus manglares, “sus mujeres” bonitas (siempre el machismo de los mercadólogos y publicistas) y a los pobres, la inmensa mayoría de chiapanecos que no se dieron cuenta en que momento comenzaron a ser mexicanos, los más pobres de los pobres, nada. Cada que pasa un terremoto, resopla un huracán, los chiapanecos se vuelven más pobres de lo que eran antes. Y los gobiernos se adueñan de los recursos monetarios que llegan para mitigar la pobreza y la miseria.
Hay mucho que reclamarle a México. Chiapas le ha dado todo, o se lo han agandallado los gobiernos del centro. Pero a cambio, la pobreza, la miseria, se enseñorean de Chiapas y ni qué hablar de la mano dura cuando hay brotes de rebeldía social.
Vos sos chiapaneco. ¿Verdá, indio patarrajada?
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