Francisco Gómez Maza
• Mejor defender periodistas que defenderse de propagandistas
• Tan sólo en este noviembre, dos asesinados y uno desaparecido
Desde este espacio periodístico, el escribidor hace una convocatoria al presidente López Obrador a que, de una vez por todas, tome muy en serio la creación de un ambiente de seguridad en torno de los periodistas, pues es deprimente que estos sigan, per semper, al arbitrio de grupos de la delincuencia organizada, de testaferros de poderosos caciques y de políticos cuyos intereses son afectados por el trabajo de investigación y denuncia que realizan diariamente periodistas profesionales.
López Obrador debe darse cuenta de que no tiene por qué estar continuamente reclamando los cuestionamientos de periodistas constituidos en oposición política, generalmente personajes que se han caracterizado por haber promovido a altos funcionarios gubernamentales, mediante un sustancial y nada transparente pago por servicios.
Es perder totalmente el tiempo. Nunca van a dejar de cuestionarlo y de atacarlo, de ahora al 2024. La noticia sería que hablaran bien de él. Pero lo detestan porque están seguros de que lleva al país hacia un modelo de economía centralmente planificada. Algunos, los más ignorantes, lo acusan de comunista, o lo menos que escriben es que López Obrador sigue los pasos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, o Fidel Castro en Cuba.
Es infinitamente más importante que el mandatario voltee los ojos a la inseguridad en que muchos reporteros y fotoreporteros realizan su trabajo de recabar información para compartirla en los medios con el público.
La preocupación de periodistas, y de las organizaciones que defienden sus derechos, estriba en que estos mensajeros de la realidad carecen de garantías para salvar su seguridad y su vida, tanto que México ha sido calificado por las agencias multilaterales como uno de los países más peligrosos para el ejercicio periodístico, en comparación con países en conflicto bélico.
Los periodistas y quienes han sido encargados para “defenderlos” están a merced de secuestradores y asesinos de bandas criminales y de políticos amafiados con la delincuencia, o que representan a poderes fácticos del mundo de los negocios.
En la defensa de los periodistas tendría que enfocar los esfuerzos que dedica a defenderse o contraatacar a periodistas que lo detestan. El presidente López Obrador tiene que reconocer que la situación de agresiones, desapariciones, secuestros, levantones de periodistas no ha cambiado ni ha mejorado durante la administración gubernamental que él encabeza.
Prueba de la indefensión en que viven y trabajan muchos periodistas son hechos como el asesinato, en lo que va de noviembre, de tres periodistas en diferentes circunstancias; dos han sido baleados y uno desaparecido, de acuerdo con Raquel Zapién, consejera del Colectivo de Periodistas por la Paz y la Libertad de Expresión, de acuerdo con el diario El Noroeste.
“La situación de riesgo y peligrosidad para los y las periodistas de México no ha mejorado y eso lo confirman diversos estudios y organizaciones nacionales e internacionales dedicadas a la defensa de la libertad de expresión: no hay interés en dar garantías al libre ejercicio periodístico, y que además hay impunidad; se siguen presentando más casos”, declaró la comunicadora, mientras – afortunadamente- el fotoreportero Carlos Zataráin y sus dos acompañantes, secuestrados por desconocidos armados, el fin de semana, eran puestos en libertad casi a la media noche del domingo 15 de noviembre.
A DESFONDO: Muy preocupante, la ola de asesinatos de menores en CDMX. En la víspera de hoy lunes 16 de noviembre, la ola de crímenes contra niños continuó con el homicidio con arma blanca de dos menores, de siete y 13 años, en una vivienda de un barrio cercano al aeropuerto de la capital, tal como lo informó la Fiscalía General de Justicia local. Este hecho criminal ocurrió cuatro días después de que la policía sorprendiera a dos chicos, que llevaban el cadáver de un joven asesinado en una valija, y dos semanas después de que un hombre fuese detenido mientras transportaba los cuerpos despedazados de dos adolescentes indígenas por una calle del centro de la capital mexicana en una carretilla de carga.