• Buen crédito del Estado para la producción
• Falta que la banca privada pierda el miedo
Peña Nieto está apurado, guiado por el pragmatismo, que no es ni capitalismo, ni liberalismo, ni neoliberalismo, ni mucho menos marxismo, sino urgencia, para hacer el milagro de la resucitación de la banca de Estado, actualmente sólo integrada por cuatro instituciones de lo que quedó del pasado glorioso del capitalismo “social” de los últimos gobiernos de la Revolución.
La banca estatal estaba ya muy venida a menos; perdió toda su influencia en el financiamiento del desarrollo, por las razones conocidas por todos. Las cuatro instituciones sobrevivientes – Banco Nacional de Obras, Banco de Comercio Exterior, Financiera Rural y Nacional Financiera – ahora están resucitando de sus cenizas.
La banca privada no ha sido capaz, ha sido muy timorata por la avaricia de los banqueros, de inyectarles financiamiento a los productores. El crédito que otorgan es escaso y muy caro.
Este lunes en la residencia presidencial de Los Pinos quedó de manifiesto que la banca de desarrollo tendrá que salir al quite, a dar ejemplo a los banqueros privados de que tienen que hacer negocio, pero buen negocio, y que esto sólo lo lograrán derramando recursos al aparato productivo, porque de otra manera no podrán abultar sus ganancias. Si la economía florece, los bancos tendrán mayores utilidades para engordar las bóvedas de sus matrices en el exterior, en Estados Unidos, en España, en Hong Kong.
El presidente de la república ha sido muy claro y es pragmatismo puro. No tiene nada que ver con posiciones ideológicas o de clase, ni mucho menos con simpatías o antipatías políticas. En este sistema de capitalismo en decadencia, la banca de desarrollo tiene que activar a la banca privada para que el financiamiento, vía crédito, a los sectores productivos fluya a raudales para lograr que el aparato productivo llegue a los niveles de una economía emergente, como la de Brasil por lo menos, y lograr en un futuro no muy lejano recuperar el liderazgo, y si no el liderazgo, la competitividad con Brasil y con las economías en proceso de fortalecimiento, como la de Rusia, la de India, la de Sudáfrica y, por qué no, la de China. China, por ejemplo, es el principal acreedor de los Estados Unidos, que le deben alrededor de tres trillones de dólares.
Y parece que el inicio en este terreno del financiamiento vía crédito suena prometedor. En una ceremonia efectuada este lunes en Los Pinos, los directores de los cuatro bancos estatales rindieron buenas cuentas. Las cuatro instituciones prestaron y generaron crédito privado en un buen porcentaje, y en sólo seis meses de la actual administración.
Lo informó el propio secretario de Hacienda, Luis Videgaray con la boca llena: de diciembre de 2012 al cierre de mayo de 2013, la Banca de Desarrollo ha otorgado ya más de 289 mil 300 millones de pesos de crédito directo, flujo de recursos que la banca ha entregado directamente a los sectores productivos en este periodo. Del total de este crédito directo, 48 por ciento se ha destinado al financiamiento de la actividad empresarial; el 19 por ciento para sectores orientados a la exportación; 23 por ciento para el desarrollo de actividades agropecuarias en el campo y el 10 por ciento para infraestructura, vivienda y otros sectores.
Adicionalmente, la Banca de Desarrollo provocó a la banca privada, la comercial, con garantías y en el mismo periodo, de diciembre a mayo, el crédito impulsado; es decir, aquel que se ha respaldado con una garantía de la Banca de Desarrollo y otorgado por otros intermediarios, ha alcanzado ya los 219 mil 500 millones de pesos.
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