Francisco Gómez Maza
• Petróleo, herencia diabólica y coronavirus
• Gran peligro para las reservas de Banxico
La caída de los petroprecios, por el diferendo entre Arabia Saudita y Rusia en torno a la política de producción y exportación de crudo, la depreciación del peso mexicano, como resultado, pero sobre todo la irracional incertidumbre y pánico por la pandemia del Covid-19 le están pegando fuerte a las finanzas del Banco de México y a las del país y, mientras no pase la crisis de salud, lo seguirán haciendo.
El Banco de México informó, en su boletín semanal sobre su estado de cuenta, la mañana de este miércoles 18 de marzo, de una disminución en la reserva internacional por 952 millones de dólares y reportó un saldo, al cierre de la semana, de 184 mil 619 millones de dólares.
Y el daño puede ser peor por la fuga de capitales que generalmente se da en casos de crisis. Lamentablemente, aún no conocemos la Cuenta Corriente en Balanza de Pagos, pero ahí deben de estar registrados los montos que mexicanos poderosos han enviado a sus cuentas off shore y a bancos de países extranjeros.
Es importante recordar que el Banco de México ha tomado medidas de políticas monetaria y cambiaria, luego de que la economía nacional, ya de por sí en crisis, en recesión, en el intento de proteger al peso de los vaivenes irracionales de los mercados financieros globales, que se mueven por el hígado, si lo tuvieren.
(Mientras que muchas personas mueren {ahora por el Covid-19}, la gran preocupación de los estadistas y empresarios es el golpe a la economía, la recesión, la falta de crecimiento del producto interno bruto y cosas por el estilo, escribió hace unos días el filósofo esloveno, Slavoj Zizek.)
El instituto bancario central se ha visto obligado a destinar una buena porción de dólares para que los agentes económicos no sufran los vaivenes del alocado mercado mundial de divisas y puedan hacer frente a sus compromisos de deuda bancaria y de pago de importaciones de materias primas y maquinaria y equipo.
Precisamente, el 9 de este mismo marzo, la Comisión de Cambios, formada al alimón por la Secretaría de Hacienda y el banco central, anunció un incremento en el tamaño del programa de coberturas cambiarias liquidables por diferencia en moneda nacional de 20,000 millones de dólares a 30,000 millones de dólares, para mantener un funcionamiento ordenado en el mercado cambiario.
Hasta esa fecha, se han realizado subastas por 7,500 millones de dólares; se habían asignado 5,960 millones de dólares, que es el monto de coberturas cambiarias vigente; y los vencimientos que hasta el momento se habían presentado fueron renovados en su totalidad.
Y el Banco de la nación continuará utilizando dólares para paliar los graves efectos de la caída de los precios del petróleo. Este martes, la víspera, el precio del tambo de crudo mexicano derrapó, como el petróleo de todo el mundo, y llegó a cotizarse en 18.78 dólares, una caída de 22 por ciento en comparación con la cotización del viernes anterior, arrastrada por la volatilidad mundial y la incertidumbre ante la pandemia del coronavirus.
La situación, en vez de mejorar, se deteriora más, y rápidamente, y la pandemia durará cuando menos otras 12 semanas, de acuerdo con suposiciones de los expertos médicos.
Este miércoles 18, aniversario, por cierto, de la Expropiación Petrolera decretada por el presidente Lázaro Cárdenas en 1938, y desmantelada por los gobiernos centro derechistas, el Banxico anunció, muy temprano, mediante su boletín semanal, otra subasta por 2 mil 000 mdd de coberturas cambiarias. Simultáneamente, el banco renovará la totalidad de los vencimientos de estas operaciones hasta que la Comisión de Cambios lo considere pertinente. Simultáneamente, la Comisión de Cambios continuará evaluando las condiciones de operación en el mercado cambiario y en caso de ser necesario, adoptar acciones adicionales.
El propósito de la institución es el mismo de las anteriores subastas; propiciar mejores condiciones de liquidez, mejor descubrimiento de precios y funcionamiento ordenado del mercado de cambios, de acuerdo con sus lineamientos de política monetaria y cambiaria.
Ojalá lo lograra. Los propósitos del instituto bancario pueden ser teóricamente funcionales. Sin embargo, está frente a las fuerzas de la naturaleza. Un virus, un enemigo invisible, que sólo aparece cuando sus víctimas son llevadas a una cama de hospital, o al cementerio o al crematorio. Duro, pero cierto.