• El secreto está en el consumo privado
• Con un buen mercado interno la haríamos
Las estimaciones del comportamiento de la economía, calculadas por analistas de las empresas privadas, le dan la razón a los analistas independientes: las actividades productivas no se mueven hacia adelante. Van para atrás, salvo que los ejecutivos de finanzas anden equivocados.
Lamentablemente así es, amigos de Hacienda. Pero podrían ir pa’lante, si quisieran los dueños del país.
Este martes, el amigo Jonathan Heath, veterano econometrista mexicano, ofreció una conferencia de prensa para decirles a los periodistas de la fuente financiera que el IMEF (Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas) recortaba sus previsiones del crecimiento económico del país, de 3 a 2.9 por ciento para 2015.
(Puede parecerle a usted una décima algo así como un comino, pero no. Una décima es mucho, hablando de una economía tan grande como la mexicana, que se encuentra entre las diez o 13 economías más importantes del mundo.)
La economía aún no se ve impulsada por las reformas estructurales que el Congreso le aprobó al presidente Enrique Peña. Pero todos los políticos del sector económico financiero están confiados en que, al final de quién sabe cuándo, empezarán a rendir frutos buenos las reformas financiera y bancaria, la fiscal, pero sobre todo la energética que permite la inversión privada en el monopolio estatal de Petróleos Mexicanos y en la Comisión Federal de Electricidad. Ummm. Eso está en la cola de un venado, como dicen los chiapanecos.
Sin embargo, hay un factor importantísimo que no le permite despegar a la economía. La demanda interna, el consumo privado, que no se levanta aún. Si el consumo privado mejorara en lo que resta del año actual, podríamos ver una leve mejoría en el comportamiento de las variables económicas.
Lo dice más claro Jonathan Heath: si el consumo privado continúa la tendencia de mejora en los próximos meses, es posible que termine la tendencia de recorte al crecimiento económico y, por el contrario, haya la posibilidad de revisarlo al alza. O sea que, si mi abuela tuviera ruedas sería bicicleta.
Julio A. Millán, un, quién no recuerda a Julio A. Millán como dueño de Consultores Internacionales. Pues Julio no es tan pesimista ni tan optimista. Y vaya que sabe de lo que habla.
Millán estima que durante el primer trimestre del año, el panorama económico mundial continuó manifestando tres fenómenos de gran importancia: la caída del precio del petróleo, la apreciación del dólar estadounidense y la incertidumbre financiera por la inevitable subida de las tasas de interés en los mercados del país del norte. Eso del alza de los premios en Estados Unidos, sin embargo, es como aquello de ahí viene el lobo. Nadie sabe cuándo ocurrirá. Sin embargo, lo que afecta negativamente a los mercados es la idiota incertidumbre.
De acuerdo con Julio, para la economía mexicana las repercusiones de esos tres fenómenos parecen manifestarse en una sola dirección: el deterioro de algunos fundamentales macroeconómicos durante este año. En primer lugar, la secretaría de Hacienda ha hecho recortes al presupuesto de ingresos y egresos de 2015 y para 2016 se espera una reducción de los ingresos presupuestarios en 2.1 por ciento con respecto a 2015.
Pero los precios del petróleo continuarán deprimidos como resultado de problemas de oferta en los países productores de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) organismo que fue menospreciado por los mexicanos, que en lo pasado jugaron un papel importante en las negociaciones para la fijación de los precios.
El tipo de cambio viene sufriendo estragos desde la segunda mitad de 2014. El peso se ha depreciado ya como 18 puntos porcentuales, y continuará en problemas porque la especulación con las monedas no sólo no desaparece, sino que es alimentada inclusive por el gobernador del Banco de México, como lo hace cada vez que anuncia una medida de política monetaria, como eso de que hay dinero en las reservas y en el FMI para aguantar fugas de capitales. Mejor no lo dijera. Eso va a ocasionar una corrida bárbara del peso mexicano. Hay demasiados especuladores y muy pocos patriotas en el sector de los inversionistas.
Ojalá me equivoque. Me encantaría.
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