• País de pobres, pobre país
• Dejar ya el discurso hueco
Ave de tempestades. Siempre en el ojo del huracán. Se le acusa de todo. De transa, de injusto, de explotador de la fuerza de trabajo, de lo peor. Y hay mucho de cierto cuando un idealista en bancarrota, o un izquierdista panfletario expresan su rencor, su odio, y su envidia. Pero es uno de los hombres más rico del mundo y su emporio se extiende por los cuatro continentes. Negocia con toda suerte de mercancías. Desde un alfiler hasta un satélite de telecomunicaciones. En todo tiene éxito. Y tiene mucho que decirle a los políticos que pierden el tiempo en demagogias.
Su nombre es Carlos Slim, de rancio abolengo libanés, pero tan chilango como una Guajolota callejera. Puede ser lo que se quiera. Un capitalista miserable y deleznable. Pero sus empresas – agremiadas en el Grupo Carso – son las más exitosas y dan empleo, quizá mal pagado, pero al final empleo, a una legión de trabajadores.
Cuando este viejo zorro habla ante los medios siempre hace advertencias ante el fracaso de los encargados de la política económica, y no del actual gobierno, sino de todos los gobiernos, incluido el actual.
Desde el cristal empresarial, Slim es un ávatar. Un reto para quienes mal dirigen este barco nación, y que no tienen brújula para conducirlo a buen puerto, Slim es dirigente de un pequeño Estado empresarial muy exitoso. Por qué quienes están encargados del Estado nacional – una holding infinitamente más grande que Carso – no se ponen a estudiar el secreto del éxito de Slim. O por lo menos parar las orejas cuando él habla.
México es un país pobre en la mayor parte de su geografía. Pero tiene recursos minerales – metálicos y no metálicos, petróleo, gas natural -, y mares repletos de peces, que podrían hacer la chica y lanzar al gran éxito a la empresa país. Pero no pasa nada. Los políticos. se pasan la vida pronunciando el mismo discurso hueco, Y es que, la verdad sea dicha, no visten la camiseta de esta gran empresa llamada México.
Pues el presidente de esa exitosísima pequeña república carsoniana volvió a abrir la boca para advertir que México – quiero entender que sus gobernantes (el presidente de la república y los diputados y senadores, y todos los que tengan mando) – deben crear un modelo de desarrollo económico sin “utopías” (usa Slim la palabra en sentido peyorativo; en realidad, la utopía puede volverse topía. realidad)- Y crear un clima sociopolítico y económico adecuado para salir del rezago en el que se encuentra.
Los mexicanos requieren de un plan de desarrollo con una visión de al menos 15 años para poder definir con claridad las metas que impulsen el desarrollo económico y social.
En ese sentido, el reto de los gobiernos es incorporar a los millones de personas que aún se encuentran marginadas de la modernidad tecnológica a proyectos educativos y al trabajo bien remunerado. En lo pasado, la pobreza era un problema social, ético; ahora es, además, un asunto económico, y el camino va por la incorporación de los pobres a la educación, al conocimiento, al trabajo y a la economía moderna . y ojo: Slim aseguró también que, en tan sólo cinco años, la actividad laboral se centrará especialmente en el mercado de las Tecnologías de la Información, la educación, la salud, el turismo y el entretenimiento, a partir del conocimiento y no del esfuerzo físico.
Algo habrá que aprenderle a este miserable capitalista, que habla porque tiene los pelos de la mula en las manos.
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