Francisco Gómez Maza
• Chihuahua, de Corral, víctima de la corrupción priista
• Hacienda le niega recursos a los que tiene derecho
Hace ya muchos años conocí a Javier Corral Jurado, en algún café de la Ciudad de México, en donde lo entrevisté para la revista Proceso, de la que yo era parte, después de que la mayoría de los reporteros y opinadores fuimos expulsados de aquella nuestra casa.
Fue un buen encuentro. Me pareció el hombre más hacia la izquierda que a la derecha del PAN, e inclusive, si mal no recuerdo, y si lo recuerda él deberá desmentirme, le advertí que su lugar no era el partido albiceleste, como en muchas ocasiones se lo dije a mi querido e inolvidable amigo, El Piolín (el emeritense Carlos Castillo Peraza), un filósofo formado en Europa que más parecía un rebelde que un dirigente e ideólogo del partido fundado por don Manuel Gómez Morín, a fin de contrarrestar al engendro ese del turco Plutarco Elías Calles, nombre que vergonzosamente lleva la avenida que pasa por donde yo vivo.
Pasaron los años. Javier y un servidor no volvimos a encontrarnos. Se caracterizó muchos años por ser la conciencia de un PAN entregado al amasiato con el partido de Plutarco, con el que formó el PRIAN, que se encargaron de desgraciar a los mexicanos pobres, a los millones de trabajadores, a los millones de ignorantes que votan por el PRI por un pinchurriento regalito, que no les sirve ni para el comienzo.
Pero porfiado, Javier siguió su lucha al interior de su partido y, al final de cuentas, logró que lo nombraran candidato al gobierno de su estado, Chihuahua, muy a regañadientes de los dueños del PAN. Obvio que ante la corrupción priista de otro Duarte, cómplice en contubernio con la cúpula de cúpulas priista, en el estado de mi querido condiscípulo, hermano y colega, Luis Alfredo Romero Torres, Javier ganó la elección.
Y le ha tocado duro y tupido. Bailar con la más fea. Primero con el asesinato de la periodista Miroslava y ahora con la corrupción priista, que todo lo que toca lo hace mierda, y en el caso con triangulación de harto billete a favor del PRI (250 millones), cuando el presidente de esta empresa macabra era el ex gobernador de Sonora, en tiempos de ira, también electoral, que llevó al asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, hijo de la tierra de una buena parte de mi familia, Magdalena de Quino, en la tierra de mi querida colega Teresa Gil, y de mi amiga de toda la vida profesional, Dolia Estévez.
Por esa razón, por meter a la cárcel a un operador priista, y poner en entredicho a Beltrones Rivera el gobierno federal del presidente Enrique Peña Nieto le estaba negando recursos vitales al estado con el fin de frenar la investigación de corrupción que llega hasta los más altos mandos del partido gobernante del país.
Corral, afirmó que las autoridades federales le prometieron, en diciembre, la entrega de millones de dólares para ayudar a sanear las deficiencias presupuestarias en el estado, que se encuentra en medio de una crisis financiera. Sin embargo, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se ha negado a depositar una parte de esos fondos, según denunció el gobernador en una conferencia de prensa, el lunes en Ciudad de México.
El gobernador se refirió a una reunión de veinte minutos que habría tenido el 4 de enero con el secretario federal de Hacienda, José Antonio González Anaya, y otros funcionarios en la que aseguró que el mismo González Anaya le dijo que Chihuahua no obtendría los recursos a menos que los funcionarios de ese estado le dieran más información sobre la investigación.
“Para nuestra sorpresa”, dijo el gobernador a un grupo de reporteros que estaban reunidos en un hotel para la conferencia, “quedó perfectamente claro” que “el motivo por el que nos dejaron de depositar los recursos convenidos a nuestra entidad es el desarrollo de esta investigación”.
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