Francisco Gómez Maza
• Angustiante, el terremoto de la noche del jueves
• Destructoras, las inundaciones por los huracanes
En memoria del doctor Salvador Allende
Aguafiestas tiene que ser el reportero, ante la posibilidad de que la que está siendo recolectada para los damnificados del terremoto del viernes pasado realmente llegue a aquellos ciudadanos afectados en sus bienes personales, y no sea robada por gobernadores y funcionarios encargados de recibirla y distribuirla.
La tragedia, especialmente gravísima en Chiapas y Oaxaca, y parte de Tabasco, incontrolable por supuesto, porque la naturaleza hace lo que tiene que hacer sin consultarle ni siquiera a dios, ha hecho daño a cientos de miles de personas que perdieron su casa y sus bienes, además de un centenar de personas muertas.
La televisión comercial, la de paga, no ha cesado de informar de lo que ocurrió y de lo que sigue ocurriendo, y los efectos del terremoto, así como la acción de los huracanes, que han ocasionado la destrucción de caminos y carreteras, así como inundaciones en pueblos y comunidades y ha estado convocando a dar apoyos en los centros de acopio para enviar víveres las poblaciones dañadas tanto por el terremoto, dicen que el más terrible de los últimos cien años, aunque de eso si no estoy seguro porque los terremotos de 1985 destruyeron buena parte de la ciudad de México y mataron a unas 20 mil personas.
Sea lo que fuere, los daños de este terremoto, que tuvo su epicentro en la costa de Chiapas y extendió sus ondas destructivas hasta el centro del país, y la acción de los huracanes Irma y Katia y otros, son devastadores en pérdidas de vidas, en destrucción de casas y edificios, en pérdidas de patrimonio, y el gobierno federal y los gobiernos de esos estados, Alejandro Murat, de Oaxaca, y Manuel Velasco Coello, de Chiapas, disponen de un pingüe presupuesto para ayudar a la gente damnificada,
La advertencia es que no actúen de manera que lo que hacen de bueno parezca malo y la gente diga, después, que se robaron los recursos, como ocurrió en el caso del huracán Stan, en el que todos los chiapanecos están convencidos de que la ayuda y los recursos económicos se los robó el gobernador en turno.
Este tipo de eventos se prestan para desplegar la corrupción que corroe a la clase política. Les resulta muy fácil meterle la mano a los costales y a las cajas de ayuda para los damnificados y hacer de chivo los tamales con las cuentas de banco. Son muy proclives a que, al final los damnificados del terremoto del jueves en la noche, sean engañados y no reciban los apoyos que necesitan. Muchos damnificados del Stan, mientras estaban esperando que les llegara el apoyo prometido, ya fueron nuevamente afectados ahora por el terremoto y los nuevos y más devastadores huracanes de la historia.
Este acontecimiento será la prueba de fuego para que el gobierno de Peña Nieto y los gobiernos de Murat y Velasco, prueben que en verdad no son corruptos como corre la mala fama entre la ciudadanía. Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, cómo se pasa la vida, como se viene la muerte tan callando y no sea que los agarre con los hurtos en las manos. Y los damnificados, y de por si damnificados por la vida en los estados más pobres del país, Oaxaca y Chiapas, sigan doble o triple o cuádruplemente damnificados porque el terremoto les derrumbo su casa o las inundaciones les echaron a perder sus muebles.
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