• La simulación de la democracia
• Se vale de todo, hasta el asesinato
A unas cuantas horas de que se celebre la jornada electoral, el domingo venidero, 7 de junio, los estrategas del engaño, del fingimiento, echaron a andar la maquinaria de la simulación diabólica.
Se manipulan hasta los más finos sentimientos de dolor, como los que provoca en el cerebro de las emociones, la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
Estamos presenciando la puesta en escena de una obra que podría llamarse “Juegos Perversos”.
Y todo para conservar la sartén por el mango, no perder el poder recuperado gracias a las mágicas artes del manipuleo de las conciencias, mediante la propaganda burda y soez de los medios masivos de publicidad y especialmente la televisión que se difunde desde Chapultepec y San Ángel.
Y la compra de votos. Como aquel intercambio de oro por espejitos y baratijas chinescas.
No importan los medios de convencimiento.
En la guerra como en el amor todos los medios son decentes, válidos. Hasta la compra de conciencias por una miserable pantalla de televisión, o una bolsa desechable con las siglas del partido político equis.
Se valen del magisterio, cuando los agitadores no tienen nada de maestros, sino más bien de policías disfrazados de anarquistas baratos, que pintan muros con una ortografía que jamás emplearía un maestro verdadero: “Voicot elect…”
Loe medios no importan. Los que sean, pero que sean efectivos: violencia, destrucción de equipos de cómputo, quema de papelería electoral, toma de juntas distritales del instituto electoral, toma de gasolinerías y hasta el asesinato a mal salva de candidatos. O inclusive el aparente suicidio…
De qué se trata este juego perverso.
Sencillamente de desplegar las mejores mañas de la seducción macabra, del fingimiento para infundir odio y temor en los votantes de mente débil, y provocar la abstención del sufragio. Mientras haya menos votantes hay más posibilidades de mantenerse en el poder con “legalidad”, aunque la legitimidad brille por su ausencia.
Los estrategas, los maestros del fingimiento, del engaño echan toda la carne al asador. Y no es para menos. La maquinaria política tiene que trascender en el tiempo y en el espacio. Ya no se vale otra derrota bestial. Duele vivir en el error, viviendo fuera del presupuesto.
Las elecciones son el mecanismo más sencillo para buscar el mantenimiento del poder. La CNTE es sólo el chivo expiatorio. Los verdaderos arquitectos de la destrucción salen de las sombras del averno político, sicarios electorales a sueldo para sembrar el miedo en la población porque embarazando de temor las conciencias es más sencilla y fácil la manipulación y la dominación de las sociedades, especialmente de las sociedades desinformadas, plenas de inconsciencia y de sentido de pertenencia.
Los beneficiados de esta estrategia diabólica son los detentadores del poder porque, al infundir temor entre el electorado, se protegen y se imponen. Mientras haya menos votantes en las mesas de votación, más fácil es el mantenimiento del estatus cuo.
Y cuando el nivel de las aguas desciende, o se apagan los incendios y sólo permanecen las brasas, aparentemente moribundas, se fortalecen los poderosos. Que de esto se trata la comedia: de mantener los privilegios que ofrece la democracia a la alta clase política, del gobierno y de la oposición.
Así que nadie se llame a engaño.
Todo sea por el bien de la patria, en el entendido de que la patria es el patrimonio de los dueños del poder político y económico. De los franquiciatarios de la democracia, de los cárteles de la delincuencia partidócrata.
Ésta es la democracia que se impone en las sociedades occidentales y cristianas, y este México es una de las sociedades occidentales y cristianas más simuladoras.
Hay que distraer a la “gente”. Para que siga con la cerviz agachada.
Los Agachados de Ríus… La Familia Telerín… Los Burrón…
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