Francisco Gómez Maza
• Por qué la frialdad de AMLO hacia quien le ayuda en el Senado
• Parece que el presidente de la Jucopo no existiera en este mundo
Pareciera que nadie, en Morena, fijara su atención en el senador Ricardo Monreal Ávila, a pesar de ser una muy certera punta de lanza del presidente Andrés Manuel López Obrador para que el poder senatorial apruebe las reformas que inicia el mandatario, a fin de darle forma y fondo a la Cuarta Transformación de la Vida Pública de México.
La mayoría de quienes hablan o escriben de la sucesión presidencial, en los medios informativos, mencionan a todos los que ha “destapado” el fundador y líder del Movimiento de Regeneración Nacional – Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y el primo Adán Augusto López Hernández-pero no mencionan el nombre de Ricardo Monreal Ávila, el líder de la mayoría morenista en el Senado y presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) de este órgano legislativo.
Y gracias a los oficios negociadores del zacatecano, en el Senado de la República se ha aprobado la inmensa mayoría de los proyectos de ley y reformas legales y constitucionales presentadas por el presidente López Obrador.
Es más, muchos dirigentes de las tribus morenistas desprecian hasta el nombre del senador y lo ligan con fuerzas extrañas a Morena, incluidas corrientes de derecha como el ex gobernador de Veracruz, Dante Delgado Ranauro. Se nota, a todas luces, un desprecio nada soterrado cuando se menciona el nombre del presidente de la Jucopo. Hay miembros de Morena que hacen muecas de desaprobación cuando se les pregunta por Ricardo Monreal Ávila.
El episodio más inquietante de la relación de López Obrador con su compañero de importantes batallas políticas es la aprehensión del secretario técnico de la Jucopo, José Manuel del Río Virgen, encarcelado en Pacho Viejo, Coatepec, Veracruz, bajo la acusación, no comprobada hasta ahora, del asesinato de un político municipal veracruzano.
La prisión de Del Río Virgen no puede entenderse más que como un golpe de la 4T, si no es que, del mismo López Obrador en contra de uno de sus más eficientes operadores legislativos. Y todo el mundo especula las causas, pero nadie sabe exactamente el porqué de tan radical rechazo, cuando diariamente, a toda hora, el senador zacatecano confirma, reconfirma su adhesión al movimiento lopezobradorista.
La fría relación entre el presidente de la república y el líder senatorial tiene que ser aclarada, no para que Monreal Ávila sea declarado precandidato a la candidatura de Morena a la presidencia de la república para las elecciones de 2024, sino por salud política. Por la propia conveniencia de López Obrador.
Qué pasó entre AMLO y Monreal. ¿Lo sabe alguien realmente? Qué daño le hizo Monreal al presidente que, a todas luces, se ve que destila inquina cuando se habla del zacatecano.
Como se dice en lenguaje sureño, por qué no se aclaran paradas. Si no se aclaran, si se sigue guardando silencio muchos de los interesados en la vida pública de México estarán en absoluta libertad de volver realidad cualquier especulación, y la imagen de Morena y la de López Obrador se enfrentarán al deterioro ante la opinión pública. Muchos ciudadanos siguen con lupa la conducta del presidente.
Monreal Ávila es una pieza clave para Morena y más para López Obrador, y pareciera que éste no sólo no quiere darse cuenta de esta realidad, sino que esquiva hasta mencionar en público el nombre del senador.
De otra suerte, se hará realidad la especulación que publique hace ya varias semanas. La vida de ambos, la del presidente y la del senador, como políticos, será – y me temo que ya lo está siendo-, como “Las Vidas Paralelas” de Plutarco. Cada uno, por su propio camino, cuando la historia les reclama unidad. Unidad que tanto defiende el presidente de México frente a sus adversarios y frente a sus enemigos.
Toda esta reflexión se dio porque Ricardo Monreal recibió respaldo para la Presidencia en Quintana Roo, el estado que deberá gobernará Mara Lezama, si no ocurre un tsunami en las costas de aquel estado sureño. Monreal Ávila fue recibido, el pasado fin de semana, con el grito de ¡presidente! ¡presidente!, por los asistentes a un mitin de la candidata morenista. El líder del Senado acompañó, con varios senadores de Morena, a quien se perfila como la nueva gobernadora en un recorrido por el municipio de Benito Juárez. Ahí, en la concentración muchos simpatizantes le levantaron la mano y corearon ¡presidente! ¡presidente!
Y así ha ocurrido en muchas ocasiones: en el Salón Tenampa de la Ciudad de México; en Saltillo, Coahuila, durante el Tercer Informe del senador Armando Guadiana; durante la presentación de su libro “Otro campo es posible”, en Tuxtla Gutiérrez, y en el propio Salón de Sesiones del Senado, cuando se debatían las causas del por qué no se incluyó al llamado Grupo Plural en la Comisión Permanente, en diciembre del año pasado.
El senador tiene muy claro que, una vez que Morena convoque al registro de aspirantes a la candidatura presidencial para las elecciones de 2024, él se inscribirá para competir por la Presidencia.
También ha reiterado su posición para que se establezcan reglas claras y piso parejo en la designación del candidato del movimiento-partido que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien se ha resistido a mencionar al senador como uno de los aspirantes a sucederlo.