• Sólo se habla de lo negativo en el exterior
• Pero adentro no hay quien “salva a México”
La popularidad de Enrique Peña Nieto lleva ya mucho tiempo en el suelo prácticamente. Entre los mexicanos ya no lo quieren las mayorías y en el exterior sólo se habla de la violencia que prima en el país y de el colapso de los precios del petróleo y de la virtual bancarrota de Petróleos Mexicanos, la otrora empresa de México que competía con las grandes petroleras de Estados Unidos y de los países árabes y Venezuela.
Este lunes 14 de marzo, por ejemplo, en representación de la bancada albiceleste, el diputado Federico Döring conminó al presidente a hacer un alto en el camino porque su popularidad está por los suelos. Cada vez mucho más mexicanos lo detestan y en el exterior sólo se habla de la violencia que balance y deshacerse de sus colaboradores que no hay hecho bien su trabajo, pues su popularidad la del presidente anda por los suelos. En el exterior sólo se habla de la violencia que se vive en México y del fracaso del presidente en la salvación de México (Save to Mexico) y levantar la economía que está por los suelos aunque no quieran reconocerlo los economistas de la Secretaría de Hacienda, lo que se refleja en la pobreza y la miseria de millones de mexicanos y en una fuerza laboral muy mal remunerada.
Los panistas niegan que se estén poniendo como asesores del presidente para decirle que tenga cuidado. Les convendría más político electoralmente su rotundo fracaso. Sin embargo, explicó Federico Döring que lo que les preocupa a la gente de su partido en la Cámara de Diputados es la economía y que un boquete de 200 mil millones de pesos sería catastrófico para los mexicanos. Nadie los soportaría ni la pequeña ni la mediana industrias ni mucho menos los trabajadores. Ya de por si el recorte de 132 mil millones de pesos está causando graves estragos en el aparato productivo y más en las finanzas de la empresa petrolera.
El PAN parece ser el único partido de oposición que le cuestiona su proceder, su desempeño, al presidente. Ni el PRD y ni siquiera Morena hacen lo propio, quizá apostándole al fracaso total de Peña Nieto.
Y mientras tanto, la confianza de los consumidores ha caído en 3.3 por ciento en comparación con la que se tenía hace un año. Para el llamado “PRI-Gobierno”, las cosas van muy bien. Sin embargo, el aumento en los precios afecta ya a millones de familias mexicanas. De acuerdo con los datos oficiales más recientes, la confianza de los consumidores va a la baja mientras que la inflación va a la alza, y esto es a causa del mal manejo de la economía por parte del PRI Gobierno, que hasta hoy se ha negado a realizar los cambios que se requieren para dinamizar la economía del país, como lo afirmó el domingo pasado el Coordinador de los Diputados del PAN, Marko Cortés Mendoza.
Para el PRI Gobierno, las cosas van muy bien, pero el sentir de los mexicanos es totalmente opuesto como lo confirman las cifras oficiales de percepción de los consumidores sobre la situación económica del país, que disminuyó 3.3 por ciento, comparada con la de hace un año, que ya de por sí era mala.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional aplicada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, (INEGI), sobre la confianza de los consumidores en las 32 principales ciudades del país, las posibilidades de compra de los integrantes del hogar para adquirir bienes durables, como muebles, lavadoras y aparatos electrodomésticos, cayó 2.2 por ciento en su comparación mensual con las que se tenían hace un año.
El líder de los diputados federales del PAN comentó que otro de los indicadores, como es la inflación, impactó negativamente los bolsillos de la población, al 2.87 por ciento anual, en tanto que las mercancías no alimenticias se elevaron 3.16 por ciento, alcanzando su mayor nivel en casi tres años, lo que evidencia una situación de focos rojos que el PRI-Gobierno se niega a aceptar públicamente.
“Seguimos con mucha atención las señales del deterioro económico que se vive en el país, como fue la disminución de 3.3 por ciento en la percepción de los consumidores, en relación con la que hubo hace un año y compartimos la preocupación ciudadana por los aumentos de precios ocurridos en los primeros meses de este año”, expresó.
Un ejemplo claro de lo anterior es el desorbitante aumento que tuvieron que pagar los mexicanos para llevar a su mesa frutas y verduras, que en febrero pasado repuntaron el 27.3 por ciento y esto hay que destacarse, porque es el mayor incremento no visto desde hace más de 13 años (marzo de 2003).
Causa preocupación también que el precio del tomate rojo supere los 45 pesos por kilo y que en todo el mes de febrero subió 84.3 por ciento; mientras que la cebolla se incrementó en 116 por ciento y el chile serrano aumentó en 108 por ciento.
La crisis por la baja en el precio del petróleo, aunado al pésimo manejo administrativo de Pemex, al incremento en las tasas de interés, así como al mayor nivel de endeudamiento y la devaluación del peso frente al dólar ya están incidiendo en el resto de la economía; ahí están las primeras muestras, los focos rojos advertidos y que el gobierno se niega a aceptar y no se ve una buena disposición para cambiar el rumbo de la economía.
Finalmente, para que la inflación no siga un carrera alcista, que ya se ubica en el 2016 en más del 3%, es necesario que se reduzca el déficit presupuestal por la vía de la reducción del gasto corriente, lo que obliga a evaluar los resultados y funcionalidad de todas las secretarías, dependencias, organismos y programas sociales a la luz de su costo-beneficio, método que no se ha instrumentado conforme al anunciado y no aplicado presupuesto base cero; además de ser indispensable también reducir la tasa del impuesto sobre la renta a las empresas, para que el país sea atractivo para la inversión nacional y extranjera, detonando de forma natural la economía y por consecuencia el salario digno.
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