Francisco Gómez Maza
• Se habla de recortes, pero a quién benefician
• La economía nacional ni se inmuta con los tales
Muchos analistas a modo desprecian a los economistas del Movimiento de Regeneración Nacional. Los tachan de panfletarios y locos. Pero esta vez creo que los de ese partido tienen la razón, aunque ni PRI, ni PAN, ni PRD, ni sus satélites los tomen en serio.
Aclaro que jamás he pertenecido a ningún partido político y, en esta ocasión, menos a Morena. Me aterra el fundamentalismo de su fundador y líder moral. No me inspira ninguna confianza porque lo siento a veces publicano, a veces fariseo.
Con todo, en esta ocasión creo que los economistas de la bancada del Morena en la Cámara de Diputados tienen razón en sus juicios sobre el comportamiento del gobierno federal, que es el que más la hace de fariseo.
Según las investigaciones de Morena, lejos de recortar gasto por las dificultades financieras internacionales, se sobrepasó con 200 mil millones de pesos en el ejercicio presupuestal. El diputado federal Vidal Llerenas, economista, estimó que el gasto corriente gubernamental creció 4.9%, con base en el último Informe Trimestral. Esto es, el gobierno de Enrique Peña Nieto “no realizó un programa de austeridad, pese a la disminución de los ingresos petroleros”, y lo que redujo fue el gasto en inversión física, con un margen de 8.3%, lo cual “es preocupante”.
Pero los altos funcionarios insisten en que hay que seguir “recortando” el gasto público. (Temo decirle que recortan el gasto público en los asuntos más fáciles de recortar como los programas sociales. Que importa que millones no coman, no se alimenten, no tengan empleo. Me costa lo que digo. Tengo pruebas.
El gobernador del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens, urgió a recortar el gasto público y en Petróleos Mexicanos (Pemex) lo antes posible, porque retrasarlo implicará un proceso más doloroso que obligará a subir más las tasas de interés.
“Lo razonable es que hubiera una contracción; de lo contrario el proceso de ajuste sería mucho más largo y doloroso, en donde sin duda tendríamos que aumentar mucho más las tasas de interés”, advirtió durante una conferencia magistral en la Universidad Panamericana.
Consideró Carstens que el inicio del año es un buen momento para que realmente se refleje en el gasto público la nueva realidad de un precio del petróleo 70% por debajo de lo presupuestado. La advertencia de que subirá más la tasa de interés refleja el temor de un endeudamiento mayor o que el nivel del gasto impulse la demanda, incentivando a los productores a aumentar precios, lo que a su vez generará presiones sobre el peso, afectando a la inflación, consideraron analistas.
“Va por el lado del aumento en la deuda pública, si el gobierno no se adelanta en hacer estos ajustes, que son dolorosos pero necesarios, hace pensar que la alternativa va a ser recurrir a un mayor endeudamiento para mantener esos niveles de gasto”, dijo el economista en jefe de Scotiabank, Mario Correa. “No sería una buena señal para los inversionistas internacionales”, indicó.
Curiosamente, el subsecretario de Hacienda y Crédito Público, Fernando Aportela, se abstuvo de comentar sobre el tema cuando periodistas le pidieron su opinión, al término de un evento con el Banco Mundial (BM).
Carstens explicó a estudiantes que un factor que afecta sensiblemente los precios de los bienes no comerciables es el gasto público. Por eso, el presupuesto se debe ajustar conforme a lo que corresponda, dados los ingresos que se prevé obtener, insistió. “Haría más eficiente el ajuste al choque tan brutal que recibimos con la caída en el precio del petróleo y parte de eso tiene que hacerse en Pemex”, señaló. Enfatizó que la empresa productiva del Estado está pasando por la misma situación que otras petroleras en el mundo. Se está contrayendo ante el choque externo, pero no tiene la misma libertad que una empresa normal. Además, dijo, no cuenta con un seguro como el gobierno federal, con las coberturas petroleras.
Correa, de Scotiabank, advirtió que de no darse los ajustes al gasto, México podría alejarse de la disciplina fiscal que lo ha diferenciado. Asimismo, se podrían generar más presiones sobre el tipo de cambio y las tasas de interés. “Si eso ocurre, se corre mayor presión sobre el peso, el riesgo de un mayor impacto sobre la inflación y la necesidad de un ajuste más duro en la política monetaria”, ponderó.
Si se mantiene la trayectoria de gasto público sin realizar los recortes, podría estar impulsándose más la demanda interna (consumo), lo que puede generar inflación (pero si ya ahora hay una gran inflación. Que no lo quiera reconocer Carstens es otro cantar) cuando los productores empiecen a subir precios porque detecten que crece la demanda.
Subir la tasa de interés como parte de la política monetaria de un banco central tiene un efecto de enfriamiento para la economía, lo que se refleja en un encarecimiento del financiamiento para los ciudadanos y también en los préstamos para empresas.
Sobre los planes anunciados por el gobierno para capitalizar a Pemex, Correa dijo que se debe evitar caer en la tentación de recurrir a más deuda, pues sería contraproducente, puesto que esos recursos tendrán que salir de algún renglón del gasto
Para complementar las medidas de política monetaria y fiscal —ajuste al presupuesto, incremento de la tasa de interés interbancaria y la suspensión de las subastas de dólares— es necesario que el gobierno haga recortes adicionales al gasto público en 2016, para llegar con un entorno macroeconómico más fortalecido en 2017, consideró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
“Las medidas pueden tener un costo en materia de crecimiento económico y no necesariamente reduciéndolo, sino limitando un mayor dinamismo al menos este año”, pero son las “idóneas” para enfrentar la volatilidad del mercado cambiario y la fuerte presión sobre las finanzas públicas ocasionadas por la “rápida y significativa” caída de los precios del petróleo, detalló el organismo. Añadió que en las próximas semanas se observará un efecto de las decisiones de la Secretaría de Hacienda y el Banco de México. Se prevé menor presión sobre el tipo de cambio y que regrese a los niveles del año pasado.
En caso de que el peso gane terreno frente al dólar, se espera que no haya efectos inflacionarios que reduzcan el poder adquisitivo de la población. “El reto es consolidar el camino hacia un déficit y niveles de deuda menores, para lo que sin duda son necesarios más ajustes que contribuyan a lograr la estabilidad de las finanzas públicas, de la balanza de pagos y del poder adquisitivo de las familias.
No hay que olvidar que el objetivo es precisamente el bienestar de las familias”, precisó el CEESP, que dirige Luis Foncerrada Pascal. La decisión de hacer un ajuste preventivo por 132 mil 301.6 millones de pesos es “el inicio de una rectificación de la política hacendaria”, porque se plantea hacer una disminución del gasto público sin necesidad de aumentar impuestos o caer en mayor endeudamiento.
El alza de la tasa de interés interbancaria a un día en medio punto porcentual, de 3.25% a 3.75% muestra que la prioridad del Banco de México es fortalecer el entorno macroeconómico, pero no necesariamente debe responder o anclarse a la dinámica que sigue la Reserva Federal en materia de política monetaria. La decisión anterior debe propiciar mayores flujos de capital provenientes del exterior, lo que además de reforzar las reservas internacionales reduce las presiones sobre el tipo de cambio.
En el Análisis Económico Ejecutivo semanal del CEESP se explicó que hacia el exterior se va a dar un efecto favorable en los mercados internacionales, se fortalece la imagen de México como país solvente, seguro y atractivo para la inversión. Por ello, existe la expectativa de que en las próximas semanas se reporten resultados favorables, tal y como se vio el mismo día en que se dieron a conocer las decisiones de política monetaria y fiscal, al recuperar el peso 43 centavos frente al dólar, por lo que cabe la posibilidad de que se retomen niveles similares a lo observado el año pasado.
Por primera vez los analistas terminaron con la racha de ajustes a la baja en el pronóstico de crecimiento para 2016 para la economía mexicana, sin embargo continuaron reduciendo sus expectativas para 2017. En la encuesta que levanta el Banco de México (Banxico) entre analistas el consenso mantuvo la correspondiente a este año en 2.40%. Pero para el siguiente la redujo de 3.38% 3.32%. (Con información de el diario mexicano El Universal.
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