Francisco Gómez Maza
• Los mexicanos, de crisis en crisis
• La de Pemex no es asunto menor
Llevo medio siglo de reportero que cubre el tema de la economía y las finanzas y no recuerdo un momento de este lapso de la historia en que los mexicanos no hayamos enfrentado la crisis, pero no la crisis de crecimiento, sino la crisis de caídas y recaídas. Y en todos los asuntos de la vida republicana.
No les repetiré las crisis de las que yo he sido testigo desde que era presidente de la república aquel ángel de la muerte que puso en la historia la tragedia de La Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco.
Sólo les diré que, hoy, 21 de abril de 2015 aún seguimos ahondando las crisis y las tragedias como la ocurrida en Pajaritos (a los veracruzanos sólo les falta que los orine un perro, en donde hay muchos desaparecidos.
El caso de Iguala sigue pegando fuerte en la conciencia de muchos mexicanos, menos en las del gobierno de Peña Nieto. Ahora resulta que no era cierto, que era una falacia, que los estudiantes de Ayotzinapa estuviesen coludidos con las bandas de narcotraficantes que operan en Guerrero, como Los rojos, como lo pudo comprobar el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Organización de Estados Americanos. Un duro golpe a quienes quisieran ver a Ayotzinapa como un centro de adoctrinamiento guerrillero y un centro ligado con el narcotráfico, como dicen de las FARC en Colombia. Para levantar faltos están buenos, como cuando a mí, hace ya muchos años, me pidieron que escribiera una nota para decir que monseñor Samuel Ruiz García, a la sazón obispo de Chiapas repartía armas entre sus feligreses para hacer una revolución.
El levantamiento se dio en 1994, pero nadie, ni el sabueso más inteligente de Gobernación o de la CIA pudo probar que jTatic Samuel era el azuzador y el repartidor de rifles de asalto.
Y ahora resulta que no soy yo el “antisistémico”. También lo serían los industriales de la Concamín (Confederación Nacional de Cámaras Industriales), que se van hasta cocina para pronosticar que la economía mexicana es una economía fallida desde hace ya mucho más de tres décadas y más ahora.
De acuerdo con los industriales mexicanos, a quienes no se les puede acusar de antigobiernistas, el Producto Interno Bruto de México llegaría a un máximo de 2 por ciento, en una previsión harto optimista. Concamín ajustó a la baja en siete décimas su proyección para 2016, a un rango de entre 1.7 y 2.2 por ciento.
Y detrás de la baja del PIB están en bajo dinamismo de la economía estadounidense y por el efecto de los recortes presupuestales sobre la inversión pública en obras de infraestructura, entre otras razones.
Y ahí sigue Petróleos Mexicanos, que me atrevo a asegurar que de empresa paraestatal y empresa productiva del estado pasará muy pronto a Sociedad Anónima, en manos de grandes capitales estadounidenses.
Ayer hablábamos de un reporte de expertos del periódico mexicano El Universal sobre la situación financiera de la empresa.
Debido a ello la Secretaría de Hacienda salió al rescate, aunque no entiendo para qué y cómo si los genios de Hacienda son librecambistas, fondomonetaristas, neoliberales que defienden el libre mercado y las leyes de la oferta y la demanda y debieron dejar a Pemex a las fuerzas del mercado, o de plano retomarla como propiedad de la nación y salvarla. Pero o andar jugando a las posturas ideológicas como es el caso de la marihuana, que primero la condenó el presidente de la república y luego la defendió como medicina en el foro de las naciones unidas. Quién entiende.
Pero la pregunta Qué pasa con Pemex, por qué la crisis debe extenderse a toda la economía nacional. Qué pasa con México (alguien dijo hace tres años que lo iba a salvar), por qué la crisis. No entiendo nada. Me declaro un supino ignorante.
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