• Negativo es el panorama crediticio del país
• Aumentan trabajadores en condiciones críticas
Les juro que nada de lo que digo en mis entregas de Análisis a Fondo lo digo yo. Yo sólo lo registro y se los paso a ustedes, que me hacen el favor de leerme. No soy enemigo de México. Soy mexicano de Chiapas, un territorio anexado a la federación hace ya muchos años.
En esta ocasión el testimonio es de Moody’s, una importante empresa calificadora de capacidad de pago de los grandes economías del mundo y también de empresas privadas.
Un débil desempeño económico de México, un entorno externo difícil y la posibilidad de nuevas obligaciones en el caso de que decida apoyar a Pemex llevaron a la calificadora crediticia a bajar a “negativo”, desde “estable”, el panorama crediticio del país.
Copio textual el cable de la empresa; Moody’s ratificó en una nota su calificación “A3” para la nota gubernamental de México, pero al mismo tiempo dijo que el país latinoamericano enfrenta retos para lograr sus objetivos de consolidación fiscal y de estabilización de sus tasas de endeudamiento.
“El desempeño económico débil y las continuas fuerzas externas en contra desafiarán los esfuerzos de consolidación fiscal del gobierno e incrementarán el riesgo de que los crecientes ratios de deuda no se estabilicen en el horizonte de las calificaciones”, dijo Moody’s en su reporte.
La posibilidad de nuevas obligaciones “en la forma de un posible apoyo del Gobierno a Pemex, dadas las presiones a la liquidez en la productora de petróleo, podrían debilitar aún más el proceso de consolidación fiscal”, agregó.
Una combinación de la caída internacional de los precios del petróleo y un crecimiento más lento al esperado han afectado a la perspectiva económica del país. Qué conste. No son mis palabras. Son las palabras del redactor anónimo de Moody’s, empresa responsable de los juicios sobre la economía mexicana.
Mientras, por otro lado y simultáneamente, el nivel de desempleo en México se estabiliza, las condiciones del empleo precario continuaron su tendencia de deterioro.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que el porcentaje de trabajadores en condiciones críticas de ocupación fue de 14.5% durante febrero de 2016, superior a la que registró en igual periodo del año anterior, cuando fue de 12.3%. Y al INEGI nadie lo puede acusar de antisistémico, amigo acusador.
Ésta es la segunda tasa más alta desde mayo de 2005. De acuerdo con los datos del INEGI, hay aproximadamente 7.4 millones de personas que laboran en condiciones críticas de ocupación.
Esto se refiere a los trabajadores que laboran en condiciones inadecuadas desde el punto de vista del tiempo que ocupan para su servicio, los ingresos o una combinación insatisfactoria de ambos, y resulta particularmente sensible en las áreas rurales del país, detalla el instituto.
El INEGI considera que las personas que trabajan menos de 35 horas a la semana por razones ajenas a sus decisiones, más las que trabajan más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo, y las que laboran más de 48 horas semanales ganando hasta dos salarios mínimos, se encuentran en este segmento crítico.
El año pasado, el número de trabajadores subordinados aumentó a 1.3 millones de personas, de las cuales, 1.2 millones (92%) ganaban dos salarios mínimos o incluso menos, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI.
“El alza de la tasa de condiciones críticas de ocupación muestra que, si bien la economía logra expandirse a niveles de 2.9%, y crear nuevos empleos, la mayoría de esas ocupaciones se crean en condiciones inadecuadas de tiempos, remuneraciones y prestaciones”, explicó el director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, José Luis de la Cruz.
El INEGI reveló que 57.4% de la población ocupada en México labora en la informalidad. Esto indica que hay 29.7 millones de personas en este segmento laboral poco productivo y sin prestaciones básicas a trabajadores.
“Dicha precariedad no sólo refleja las difíciles condiciones que enfrentan los trabajadores, sino también las empresas que los emplean, sobre todo micro y pequeñas”, agregó De la Cruz.
Ay México. En que tobogán te metieron los economistas de la obra de dios.
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