• Detenidos, los agresores de Karla
• El alcalde, detrás de los criminales
Pareciera alentador que el ministerio público de Guanajuato operara con rapidez en la aprehensión de dos de los sujetos, presuntamente contratados por el director de la Policía Municipal de Silao para propinarle la golpiza a la periodista Karla Janeth Silva.
¡Madréenla! Es una periodista incómoda, pudo haber rebuznado el mero jefe del municipio. La verdad de las cosas, aunque pudieran enojarse los “periodistas a modo”, un periodista, para serlo, tiene que ser incómodo a los poderosos. Si es cómodo, sería propagandista, pero jamás periodista.
Tanto es el involucramiento de las autoridades municipales, que el jefe de la policía, Nicasio Aguirre Guerrero, y otro de los agresores andan prófugos. ¡Patitas pa’qué las quiero! Pero las autoridades ministeriales tienen que agarrarlos. El crimen no puede quedar impune. Ya basta de que políticos de pacotilla sigan haciendo de las suyas. Periodistas sigan siendo agredidos; hasta liquidados.
Antes de la golpiza, que pudo haber sido fatal, Karla Janeth había hablado de amenazas lanzadas por el alcalde, Enrique Benjamín Solís, tan malandrín o más que su subalterno encargado de la seguridad pública de los silaenses. Dios los crea y ellos se juntan.
Al cretino del presidente municipal no le gustaba el trabajo de la periodista porque lo desnudaba como un funcionario, cuando menos irresponsable.
El procurador de Guanajuato, Carlos Zamarripa Aguirre, tendría que investigar el grado de involucramiento del alcalde, aunque ya advirtió que esta madrugada lo citará a declarar sobre los hechos. Si el alcalde dio la orden para golpear salvajemente a Karla Janeth, tiene que ser degradado, responder ante un juez y ser castigado severamente. Tantos políticos tendrían que correr la misma suerte. Pero que se acabe la impunidad en este país está en la cola de un venado, como dicen en mi terruño.
Más grave aún. Los contratados por el mando policial para agredir a la reportera tienen antecedentes penales por delitos contra la salud y robo. Así lo informó el propio procurador. Caramba. Un jefe policiaco, un presidente municipal, de la mano de criminales con credenciales de narcos. Uno de los detenidos responde al nombre de Joaquín Osvaldo Garnica Valerio. El prófugo es José Samuel Ornelas Martínez.
Karla Janeth, mientras tanto, padece estoica las secuelas de la agresión y se muestra conmovida por el apoyo moral recibido de muchos colegas. Ahora está arropada en casa de un familiar cercano, muy adolorida físicamente pero crecida de ánimo. Diríase que entusiasmada para continuar con más vigor con su trabajo periodístico, segura de que la experiencia le da más fortaleza de espíritu.
Obviamente la reportera está muy afectada emocionalmente. Pero“es importante hacernos ver y que nuestro trabajo es trascendente y que se nos respete como informadores de la sociedad”
Ahora, una vez el niño ahogado, como ocurre siempre, Karla Janeth recibe protección. La Procuraduría de Justicia del estado y la Procuraduría General de la República investigan. La fiscalía estatal proporcionó custodia personal a la periodista, a su familia y a El Heraldo de León “para salvaguardar su seguridad e integridad personal”.
Como periodista, sueño que en este mundo, que en este país de lacerantes contradicciones económicas y sociales, el oficio periodístico sea revalorado por la sociedad, si no es que por los encargados de la administración pública.
El periodismo es una condición sine qua non para que haya una verdadera democracia. Los políticos, sin embargo, en general, tratan con desprecio a los periodistas que no son a su modo. Cuando quienes les hacen un mejor servicio son los analíticos, los críticos, los que señalan lo incorrecto en el actuar de los empleados públicos. Quiero soñar que el periodismo, el verdadero periodista, es una pieza fundamental en las relaciones Sociedad – Gobierno. De otra suerte, un país, una sociedad, una comunidad, sólo va al vacío.
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Sr. Gómez Maza. Es una lástima que hombres y mujeres que dedican su vida a mantenernos informados, sean perseguidos y atacados por aquellos que debieran no sólo apoyarlos sino colaborar con ellos. Leo su columna diariamente y seguiré leyéndola siempre. Felicidades y un fuerte abrazo.