• Somos diferentes pero no desiguales
• La mayoría cree que el hombre es superior
Patraña, fingimiento, comedia, drama. Enredo, tramoya, ficción, jugarreta, trampa, todo ello es, en general, la igualdad entre el hombre y la mujer, que pomposamente llaman igualdad de género
Pero clase política gobernante – del presidente del ejecutivo hasta el último Gutierritos de las cámaras y del poder judicial-, organizaciones defensoras de derechos humanos, partidos políticos, instituciones gubernamentales, religiones, todos fingen en que el hombre y la mujer son iguales. Muchos aseguran que no somos iguales. La inmensa mayoría de hombres, y muchas mujeres, desprecia, excluye, explota, violenta a la mujer y la hace objeto de uso sexual y generadora de pasiones e hijos. Muchas mujeres tienen que aguantarse. Si quieren tener un buen ingreso tienen que acostarse con el jefe, o con el millonario que les promete el cielo y bajarle las estrellas.
Y ahí van, obligadas, a entregar si cuerpo en realidad a cambio de nada, sólo a satisfacer los instintos del macho.
Los políticos, los empresarios de la empresa privada, los educadores, los curas, infinidad de mujeres inclusive no se dan cuenta de que el hombre y la mujer son diferentes en su naturaleza biológica y su forma anatómica, pero ser diferentes no los hace desiguales. Tienen idénticas obligaciones y los mismos derechos, en el papel por supuesto.
Es común encontrar a un político, hombre o mujer, que desde el atril defiende los derechos de la mujer y la igualdad con el varón, pero es de dientes para afuera. En la práctica cotidiana son tan machistas como aquellos caciques del campo mexicano que aún practican el derecho de pernada.
(Si no lo sabe, averigüe en un diccionario o en un buscador de la red qué es derecho de pernada.)
Veamos sólo un aspecto en la vida de una mujer. No nos meteremos en camisa de once varas. Sólo uno, extraído de la prensa diaria de este domingo: En México, las mujeres no tienen las mismas oportunidades para conseguir un trabajo formal ni los mismos sueldos que sus pares masculinos. De los 51.6 millones de mexicanos que trabajan, 19.8 son del sexo femenino. Esta cifra se queda corta en comparación con los 31.8 millones de hombres que ocupan un puesto en el campo laboral mexicano, según las más recientes cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), publicada por el Inegi a finales de 2015.
Desigualdad para obtener el mismo puesto de trabajo, diferentes salarios y poca flexibilidad sobre el tema de la familia, son algunos de los factores que frenan el crecimiento femenil en materia de trabajo. El Reporte de Brecha de Género 2015, publicado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), destaca un dato: los sueldos de las mujeres en México son el equivalente a los que los hombres ganaban hace una década.
De las 145 naciones que fueron evaluadas en sus economías con relación a la brecha de género, México se ubica a la mitad de la tabla, en el lugar 71. En total, el país obtuvo un puntaje de 0.699, donde 1.00 es totalmente igualitario y 0.00 es totalmente inequitativo. Y México es en la práctica totalmente inequitativo, absurdamente explotador, idiotamente violentador de los derechos sexuales, y asesino de mujeres. Muchos feminicidios de niñas trabajaras en fábricas cuyos dueños están íntimamente coludidos con los capos de la delincuencia organizada. Y ya no hablamos de la trata de mujeres para el servicio sexual de la “industria” de la prostitución.
Si eres una mujer mexicana que trabaja, es probable que ganes la mitad de lo que obtiene un hombre en todo el año. No importa que se desempeñen en el mismo empleo. Así lo muestra el reporte del WEF: las mujeres ganan 11 mil 357 dólares al año, en promedio; los varones 23 mil 347 dólares.
El informe evalúa varios rubros en los países con relación a la salud, educación, política; el caso de la economía es en donde México resulta ser un país desigual con el género femenino. “El pago anual de las mujeres es igual al importe que los hombres ganaban hace 10 años”, señala el reporte. Esa misma tendencia se ha mantenido desde 2006, fecha en la que se emitió el primer reporte.
Aunque México subió nueve puestos al quedar en el 71, debido a mejoras en el área política, ocupa lugares con alta desigualdad en el rubro económico del ranking: 128 (igualdad salarial), 126 (oportunidad y participación económica), 121 (fuerza laboral) y 113 (ingresos estimados).
Rezagadas
De las 11 categorías de trabajo que registran, en siete los hombres obtienen una paga mayor que las mujeres por el mismo empleo. La mayor disparidad está en los puestos de funcionarios y directivos, así como en los trabajos industriales.
Las mujeres sólo ganan más que sus contrapartes en las actividades consideradas como servicios de protección, vigilancia y Fuerzas Armadas, servicios personales, actividades agrícolas, ganaderas, de pesca y aquellas en las que no se tiene suficiente información.
El Convenio sobre Igualdad de Remuneración, firmado por los países que pertenecen a la Organización Internacional del Trabajo, señala que a mismo empleo, mismo salario. Pero estas normas se rompen en México, en la mayoría de las categorías registradas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
La mayor disparidad se encuentra en los empleos catalogados como “Funcionarios y directivos de los sectores públicos, privado y social”. Un hombre gana 99.76 pesos, en promedio, por hora trabajada. El salario de las mujeres se queda en 77.5 pesos por hora.
“En México tenemos un problema de brecha salarial muy importante. Las mujeres en el mercado laboral tienen más dificultades que los hombres para ocupar puestos de toma de decisiones y eso tiene un impacto en los ingresos que reciben. Con menos ingresos tienen menor capacidad de decisión sobre su vida”, le dijo a un reportero del diario El Universal de ciudad de México Ana Buquet, directora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
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