• Los estados son los que podrían sufrir más
• Aunque hay un fondo que podría salvarles la vida
La bronca de quienes no pudieron salvar a México es mayúscula y parece que siempre la tratan de ocultar. Cuando a un político priísta se le pregunta sobre la catástrofe invariablemente responde que lo bueno para los mexicanos es que “estamos creciendo” y comparan la economía mexicana (virtualmente en bancarrota) con otras economías latinoamericanas que, según ellos, están peor, aunque no veo qué economía pueda estar peor que la mexicana y no es ni insulto ni ser antisistémico. Es la pura neta del planeta.
No vayamos muy lejos en los efectos diabólicos de los Idus de Marzo: La baja en la producción de Petróleos Mexicanos (Pemex) provocará que los estados reciban 3% menos participaciones federales a lo presupuestado para este año, de acuerdo con los expertos econometristas, expertos en análisis financiero de los mercados, de la calificadora de capacidad de pago, la empresa Moody’s.
De acuerdo con estos próceres, infinitamente más objetivos que los propagandistas, que no expertos objetivos e imparciales del Banco de México, de Hacienda y del INEGI, el recorte en la producción es un factor negativo para los estados mexicanos, los cuales dependen de la transferencia de participaciones federales. Los ingresos petroleros contribuidos por Pemex son un componente importante de esas participaciones al erario de las entidades federadas. Si no hay recursos, los gobernadores se vuelven locos, pues además tienen que recortar su recolecta para engordar sus cuentas bancarias personales y pagar sus placeres mundanos, oníricos, alcohólicos, sexuales y lujuriosos.
En opinión de Moody’s, de materializarse la reducción de ingresos, el faltante puede ser compensado con recursos del Fondo de Estabilización de Ingresos de las Entidades Federativas, instrumento de contingencia para gobiernos estatales y municipales utilizado en caso de caídas en las participaciones. Pero se van a hacer pijijis con el tratamiento de este fondo, aunque tenga recursos. Los destinará la federación a gastos corrientes que según ellos son muy necesarios para mantener la alegría y la paz y la serenidad en las habitaciones de la casa presidencial. Todo sea por La Familia casi real, si nos atenemos al concepto real del Tlatoani.
Pero los recursos del fondo, según estiman los expertos de Moody’s, son importantes, atractivos: “Estimamos, aseguran los economistas de la calificadora, que el fondo tiene activos disponibles por 39 mil millones de pesos, lo cual representa 3% de las participaciones programadas en el presupuesto 2016”, añadió Moody’s. Pero si son 39 mil millones podría tocarle a cada estado, de perdida mil millones, y el resto se lo podrían agandallar los del gobierno federal. Con mil millones, los gobernadores dormirían tranquilos en lo que resta del año y Javier Duarte, el casi defenestrado gobernador de Veracruz, podría pasarla a todo dar, mientras se arma el fraude para que siga gobernando el PRI en ese rinconcito de cielo donde hacen su nido las olas del mar.
Pero caídas adicionales en la producción de Pemex probablemente reducirán el nivel de participaciones a programarse en el presupuesto 2017, una situación negativa para los gobiernos estatales y municipales del país. O sea que esta situación de vacas flacas y espigas secas se extenderá por lo pronto al 2017, y en ese año a nadie le importará que a la economía nacional se la esté llevando la chingada, porque estarán muy preocupados por agandallarse La Silla, entre el PRI y el PAN, y alguno que otro independiente.
Este miércoles, se realizó en la Cámara de Diputados un Foro en el que todos los participantes hablaron en sentido negativo. Nadie dijo palabras esperanzadoras en torno al comportamiento de la economía. Por ejemplo, se escuchó que el creciente gasto y mal aprovechado, así como el manejo de la deuda pública, debe ser cuestionado por analistas y académicos.
Coincidieron en la importancia de atender el problema del endeudamiento, cuyo nivel reflejado en el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) es motivo de alarma.
“Creo que la política de endeudamiento y gasto público tiene que revisarse profundamente. Urge además una reforma fiscal profunda y diferente, es fundamental”, planteó el director del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), Luis Foncerrada.
La coordinadora del programa de gasto de la organización México Evalúa, Mariana Campos, matizó que el SHRFSP, la versión de la deuda del sector público de manera más amplia, en los últimos nueve años aumentó a una tasa anual de 7.3%, mientras que la economía creció a un ritmo de 2.1%.
Por esa razón, el director del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), Héctor Villarreal, advirtió que hay riesgo de que el endeudamiento público se convierta en una bomba de tiempo para las finanzas públicas, porque falta resolver el costo que tienen las pensiones para una población que está en plena transición demográfica.
Villarreal acusó que las proyecciones optimistas de las finanzas públicas y la deuda, parecen de fantasía con números de Mickey Mouse, que contrastan con las de organismos internacionales.
El profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Alejandro Villagómez, dijo que aunque se diga lo contrario, las finanzas públicas no han dejado de depender de los recursos petroleros.
La incidencia de los ingresos por la venta de barriles de crudo en las finanzas se ha minimizado, pero en cuanto vuelva a repuntar se va a reflejar que nunca se acabó la dependencia, sentenció.
“El problema de las finanzas públicas y su petrolización no se ha resuelto. La reforma fiscal sirvió un poco, pero es necesario otra reforma más integral”, comentó Villagómez.
El director de Comunidad Mexicana de Gestión Pública para Resultados, Gabriel Farfán, dijo que se han ignorado alertas sobre la deuda, en especial la tenencia de extranjeros.
El economista, Jorge Chávez Presa, explicó que se ha hecho muchos énfasis en la Ley de Disciplina Financiera de la Entidades Federativas cuando se debe poner atención a la deuda del sector público.
Mientras, la junta de gobierno del Banco de México (Banxico) recortó el pronóstico de crecimiento económico del país para 2016 y 2017, y en consecuencia estimó una menor generación de empleos formales.
Durante la presentación del Informe trimestral octubre-diciembre de 2015, el gobernador del Banxico, Agustín Carstens, anunció que para este año se ajustó la previsión a un rango de entre 2% y 3%, desde el anterior que iba de entre 2.5% y 3.5%.
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