• La paz, sin embargo, sólo será producto de la justicia
• Buen acuerdo para la búsqueda de menores robados
Este miércoles, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el procurador general, Jesús Murillo Karam, dieron la cara por la política de combate a la inseguridad pública. Y ambos fueron muy optimistas. Diría que demasiado optimistas. Y puede estar bien ese optimismo, pero tal emoción puede pecar de ingenua y, lo más grave, de ilusa.
Osorio Chong y Murillo Karam se mostraron seguros de que lograrán imponer la paz en México. Obviamente que el tema de la seguridad es la prioridad es la prioridad del actual gobierno federal. Dios me libre. No podría ser de otra manera. Pero lo importante no son los buenos deseos, ni los axiomas, sino los resultados. Y me temo que el gobierno de don Enrique Peña Nieto no esté logrando mucho para parar los secuestros, las desapariciones forzadas, los asesinatos de todo tipo, los feminicidios. Miembros de las mismas fuerzas militares y policiales son víctimas de la saña de criminales, generalmente asociados al comercio ilegal de estupefacientes.
Que loable es que ambos funcionarios se declaren decididos a combatir el crimen en todas sus formas. Pero esa tarea les fue encomendada y no tienen ningún mérito personal. Para ello les paga el pueblo. Lo triste de todo es que, a pesar de los esfuerzos desplegados, las organizaciones criminales aparecen más fortalecidas y actúan en la más plena impunidad, financiadas quién sabe por qué cofradía de malosos que podría tener sus reales en Wall Street, en el Kremlin, en Beijing o inclusive, por qué no, en la Casa Blanca. Ya sabemos que los imperios, particularmente el estadounidense, aplican políticas de desestabilización para domeñar a sus aliados y vaya que el gobierno de México es uno de los principales socios de Washington. No dude que los jefes de las bandas de malosos sólo sean peones de los grandes capos de Nueva York avecindados en las computadoras de la bolsa de valores.
Sólo es una reflexión en torno al optimismo de los gobernantes mexicanos encargados de dar seguridad a los ciudadanos. Todo lo que hagan por ello es bienvenido, como el acuerdo que firmaron – Gobernación y la Procuraduría – con la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, manejada por Ricardo Salinas Pliego – TVAzteca y Canal 40 – a través de su empleado Tristán Canales, para involucrar a los medios electrónicos en el Programa Alerta Ámber de desaparición de menores.
Unas mil 200 radiodifusoras en todo el país se activarán, gracias al acuerdo, cada vez que desaparezca un niño o una niña, y el hecho sea denunciado ante las autoridades. La Alerta Ámber ha dado buenos resultados en este terrible fenómeno de robo de menores. Tan sólo en 2013 la Alerta se activó en 102 ocasiones y con ello se pudo recuperar, en menos de 72 horas, a 97 menores, como lo informó el procurador Murillo Karam en la ceremonia de la firma del acuerdo con la CIRT, en uno de los espacios principales del Palacio de Covián, sede de la Secretaría de Gobernación.
No es de felicitar a nadie. Las autoridades están para ello. La ciudadanía exige eficiencia y sobre todo eficacia a los encargados de la seguridad pública. Buen discurso el de don Miguel Ángel Osorio Chong, de que el tema de la seguridad sigue siendo la prioridad para el actual gobierno y sobre todo lo que tiene que ver con los menores de edad. Pero paciencia, hermano Francisco. Uno pone, dios dispone y viene el diablo y lo descompone. No son pastes hidalguenses estas batallas para domeñar a los “soldados” del crimen, y digo soldados porque para secuestrar y matar reciben un sueldo de las organizaciones criminales.
Buen año les desea este escribidor a los empleados públicos (gobernantes) y a sus patrones (los ciudadanos).
fgomezmaza@analisisafondo.com
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