· Detrás de la crisis, el fallido modelo
· De ribete, un nuevo receso mundial
Por fin un dejo de honestidad intelectual en los analistas de la Secretaría de Hacienda. Por fin reconocen los renglones torcidos de la economía, que no llevan a ninguna parte y que continuarán manteniendo en jaque a los mexicanos, por lo menos en este tercer año del ciclo sexenal.
La economía y los mexicanos, vidas paralelas, mientras no se cambie el modelo de política económica:
Por un lado, una política que ha insistido en la apertura comercial y la disciplina fiscal y monetaria para detonar la competitividad de muchos sectores económicos y mantener la estabilidad de las variables macro, durante las últimas dos décadas. Política cien por ciento equivocada.
Y equivocada – lo reconocen ahora los economistas oficiales -, porque sólo provocó un mediocre crecimiento promedio de.2.6 por ciento en esos 20 años, Obvio que tal comportamiento económico se debe a factores tanto intrínsecos como extrínsecos.
En esas dos décadas, ninguna mejoría en la calidad del trabajo, y la vida de ese otro gran factor de la producción que forman los trabajadores. Pudo inclusive haber cierta creación de puestos de trabajo, pero lo que alegamos es la calidad de tales empleos. Mal remunerados, por lo menos, y eso que no hablamos de la seguridad social, de las prestaciones, de las vacaciones, del derecho a la antigüedad y a una pensión justa, remuneradora.
Pero ya vamos de gane. Me felicito y felicito a los economistas gubernamentales que, al fin, son congruentes con la realidad deplorable en que están sobreviviendo muchísimas empresas, medianas, pequeñas y pequeñísimas.
Reconoce Hacienda que en 2014 la situación fue fea y que las perspectivas para 2015 muestran “retos importantes”, como un incremento significativo en la aversión al riesgo por parte de los inversionistas internacionales, y el traslado de capitales hacia los bonos del tesoro de la Reserva Federal por el incremento de las tasas de interés en Estados Unidos. O sea que habremos de esperar mejores momentos para que los inversionistas decidan jugársela con México, con Petróleos Mexicanos.
Reconoce también un segundo reto, que es la volatilidad del mercado petrolero, que desde mediados de 2014 comenzó a observar una profunda disminución en los precios, caída que obedece a factores como una mayor oferta por el aumento de la producción en Estados Unidos, Libia, Irak y Rusia, y por una menor demanda debido a la desaceleración de la economía en la zona euro y China. O sea que también por este lado no habrá inversiones significativas dentro del plan de negocios de la petrolera mexicana.
Los hacendarios reconocen, en tercer lugar, una perspectiva de menor crecimiento mundial. Los problemas estructurales que enfrenta la zona euro, junto con la incertidumbre en las perspectivas de crecimiento de China han llevado a los organismos internacionales como el FMI y el BM a reducir sus expectativas de crecimiento mundial, principalmente para la zona euro, Japón, China y las economías emergentes.
Y todo ha repercutido en el mercado de cambios, lo que ha llevado a la sobre apreciación del dólar estadounidense, afectando sobre todo a los países en vías de desarrollo. La cotización del dólar en México ya va acercándose a los 15 pesos, lo que en un descuido puede desatar una espiral inflacionaria que no aguantarían las mayorías de integrantes de la fuerza de trabajo.
Sea lo que fuere, es un gran paso el reconocimiento, aunque a regañadientes, de una realidad que es como una piedra en el zapato. La piedra siempre ha estado adentro, duele pero daba pena descalzarse para eliminarla. Pero más vale reconocer en dónde estamos y cómo estamos para arrancar de nuevo, no olvidando que las variables macro pueden ir muy bien en una economía de libre mercado, pero eso no quiere decir que la economía real esté funcionando para elevar los niveles de vida de la sociedad.
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