• Quería la Presidencia del PRD
• Y más aún: la de la República
Su máxima aventura era, primero, ser elegido presidente del comité ejecutivo nacional del Partido de la Revolución Democrática, y usar esta posición como catapulta para obtener la candidatura a la presidencia de la república en las elecciones de 2018, confiado en que derrotaría holgadamente a sus adversarios del PAN y, sobre todo, del PRI, que llegó fuerte para no volver a ser sacado a patadas de Los Pinos y Palacio Nacional.
Hasta este lunes, aparecía en una terna con el eterno perdedor el guanajuatense Carlos Navarrete y con el líder moral de la izquierda partidista, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Se presenta como miembro activo del PRD, pero adolece de un grupo compacto, lo que no ocurre con Cárdenas, y menos con Navarrete, éste cobijado por el oportunismo de Los Chuchos.
En el 2000 prácticamente se soltó el pelo, acompañando al entonces su jefe, Manuel Camacho Solís, quien desde el desaparecido Partido de Centro Democrático (estará usted de acuerdo que el centro en política equivale al vacío) aspiró, ingenuamente, a la presidencia de la república, ganada con un titipuchal de votos de castigo para aquel PRI corrupto por el leonés Vicente Fox Quesada, quien por cierto ahora le pega durísimo a su hijo desobediente, Felipe Calderón Hinojosa, acusándolo de haber cavado la tumba de 80 mil muertos.
Este escribidor, en calidad de reportero, acompañó al yerno de don Manuel Velasco Suárez en su gira política por la ciudad de México, en donde creyó que tenía el apoyo de los comerciantes de los mercados, especialmente de la Central de Abastos. A Camacho lo acompañaba el joven Marcelo Ebrard Cassaubón, pero ambos no llegaron muy lejos y se desvanecieron tal como aparecieron en la escena político electoral
Ebrard Cassaubón llegó a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal bien posesionado, bien recuperado. Todo el mundo creyó en él y hasta fue considerado como el mejor alcalde del mundo. Salido del palacio municipal del Zócalo, Marcelo empezó a moverse para ser el sucesor del sonorense Jesús Zambrano Grijalva. Apareció en cuando acto público le daba la ocasión, pero estalló el vergonzoso problema de la Línea 12 del Metro, que ponía en riesgo la vida de miles de pasajeros.
Y la estrella Ebrard comenzó a extinguirse y a convertirse en un hoyo negro. Ahora, la Secretaría de la Función Pública acaba de anunciar que encontró un “boquete” de 489 millones 422 mil 377 pesos en la construcción de la Línea del Metro mal hecha, dineros que no pudieron ser justificados por la administración del ex jefe de Gobierno y que eran recursos federales.
El encargado del despacho de la SFP, Julián Olivas Ugalde, emplazó al Gobierno del Distrito Federal (GDF), a cargo de Miguel Ángel Mancera, a reintegrar ese monto a la Federación, pues se trata de recursos que el gobierno federal transfirió a la capital del país. Los recursos no comprobados por la administración de Ebrard Cassaubon fueron otorgados por el Gobierno de la República, en el marco del Fideicomiso FIES, y de transferencias de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes al Fondo Metropolitano.
En total, la Federación transfirió 14 mil 361 millones de pesos para la Línea 12 del Metro, que han sido auditados, de los cuales no se pudieron justificar 489 millones 422 mil 377 pesos.
Y la estrella de Marcelo entró en una zona de oscuridad, de la que difícilmente podrá salir. Palo dado ni dios lo quita. Seguro que él no se robó ese dinero. Pero era el jefe de gobierno…. Así pasa la gloria de este mundo, mi querido Marcelo.
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