Andrea Chávez es otra farsante de Morena.
La senadora por Chihuahua, acusada de utilizar a Adán Augusto López para progresar en la política, recorre su estado en abierta campaña, con unas caravanas de la salud pagadas por el empresario Fernando Padilla Farfán.
Quiere ser gobernadora, sueña, y echa mano de cualquier artimaña para promoverse, en clara violación de la ley.
Padilla Farfán es un empresario ligado al ex gobernador de Tabasco que ha recibido, según Latinus, 2 mil millones de pesos en contratos de los gobiernos de Chiapas, donde Rutilio Escandón, ex cuñado de Adán Augusto, era el mandatario, y de Tabasco, donde el sugar de la política ocupó la gubernatura.
Chávez, cínica, utiliza mañosamente las emociones de los gobernados para asumirse como víctima de la gobernadora Maru Campos, emanada del PAN, “quien me acusa y sataniza por llevar médicos a la población más vulnerable, que no tiene acceso a la salud”.
La realidad es que está obsesionada con ser gobernadora y aunque la elección es hasta 2027 ya se ha descarado sin importarle violar la ley.
Adán Augusto, ex gobernador de Tabasco, ex secretario de Gobernación y amigo de Andrés Maniuel López Obrador, está dispuesto a impulsar a Chávez hasta donde le alcance y la apuesta es mayor.
Todos los fines de semana, tal como hacía Claudia Sheinbaum Pardo con sus viajes a cualquier estado a asambleas informativas -como llamó a su campaña igualmente abierta e ilegal- cuando estaba en el gobierno de la Ciudad de México, se va a su estado a recorrer las zonas marginadas, a donde no llegan los programas sociales…para comprar su conciencia. Sheinbaum Pardo no debe confiarse en sus programas sociales -compra de votos- ni en que tiene segura la victoria, porque no hay nada para nadie.
Chávez es lo peor que podría pasarle al estado no sólo por su inexperiencia, sino porque es una mujer a la que a sólo le interesa el poder por el poder.
Elección judicial
El domingo empiezan las campañas para la elección de jueces, magistrados y ministros.
Una vacilada, una tomada de pelo en la que si bien les va se alcanzará una participación de entre 12 y 16 por ciento del padrón.
Morena ha decido al menos 70 por ciento de los cargos por dedazo y el restante 30 por ciento lo dejará a la suerte de los miles de aspirantes que decidieron participar por hambre, por necesidad, por necedad o, simplemente, por si es chicle y pega.
Vámonos: ¿Y ahora no saldrán al Zócalo a celebrar el enorme poder de Sheinbaum para dominar a Trump?
¡Jajajajajajajajajajajajaja!
alberto.montoya@diahabil.com.mx @albermontmez