Día Hábil
Andrés López Beltrán es el cerebro del clan de Tabasco.
Andy, le llaman sus amigos, sus cercanos y los convenencieros.
Es el segundo hijo de Andrés Manuel López Obrador y el más inteligente… o el más astuto.
El mundo entero, especialmente quienes conocen la vida en Palacio Nacional, sabe que cualquier candidatura, cualquier decisión, cualquier negocio que prometa dividendos pasa por sus manos.
Es interlocutor, es operador, es puente de su papá con diversos sectores. Se codea con políticos y empresarios.
Hasta Marcelo Ebrard Casaubon, el multi fracasado candidato presidencial de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), lo invitó a su gabinete cuando soñaba con ganar la encuesta -esa que nadie conoce, pero que todos acatan- para elegir abanderados.
“He pensado en invitar a un joven muy destacado, brillante, que es Andrés Manuel López Beltrán, a dirigir esta secretaría en caso de que él acepte”, dijo en junio del año pasado.
Crear la Secretaría de la Cuarta Transformación y entregársela era la oferta.
El hijo de López Obrador la rechazó y hasta se hizo el ofendido.
Andy sabía que la ganadora de la dichosa encuesta sería Claudia Sheinbaum Pardo y que Ebrard Casaubon pasaría a la historia como el mediocre que jamás tuvo agallas para rebelarse a quien lo traicionó al no cumplirle la candidatura después de que él se retiró en 2012.
Andy fue visto en el restaurante francés Au Pie du Cuchon, en el hotel Presidente de Polanco, cenando con el cantante Alejandro Fernández.
Quienes los vieron aseguran que el hijo del presidente bebió alcohol en exceso y estaba intoxicado, ebrio.
Pero ¿qué hacía nuevamente un hijo del señor que todos los días presume, alardea, una supuesta austeridá republicana en un restaurante de ese nivel, fifí -como llama despectivamente a la clase alta- al que la mayoría del pueblo bueno no tiene acceso?
¿Ahora qué dirá el orgulloso padre para defender a su heredero?
Porque a José Ramón López Beltrán, su hijo mayor y hermano de Andy, lo justificó cuando fue exhibido con una casa en Houston que le prestó -se la rentó, decían- un empresario favorito del gobierno de la dizque cuarta transformación que tenía negocios con Petróleos Mexicanos (Pemex).
Eduardo Joel Arratia Vingardi, un alto ejecutivo de Baker Hughes y uno de los contratistas de Pemex más beneficiados en el gobierno de López Obrador, rentó el jacal con alberca al honesto y trabajador hijo de Andrés Manuel.
-Al parecer la señora tiene dinero, dijo el tabasqueño a manera de disculpa. Y se acabó.
Está claro cómo se manejan los hijos de López Obrador, que mantiene su engañoso discurso de austeridá.
Vámonos: Las encuestas que dicen lo que otros callan reportan una ventaja de Claudia Sheinbaum Pardo, candidata de Morena, sobre Xóchitl Gálvez Ruiz, su adversaria de la coalición Fuerza y Corazón por México de 23 puntos. La realidad es de 9 puntos y lo saben.
alberto.montoya@diahabil.com.mx albermontmex