Yo Campesino / De un solo lado
• Ante una “oposición” fragmentada por sus intereses, la recta al 2024 será entre corcholatas
Miguel A. Rocha Valencia
Es claro que la oposición no tiene argumentos para contender en las presidenciales de 2024 contra cualquiera de las corcholatas de Morena y sus aliados quienes llevan más de un año en campaña con todo y las violaciones a la ley y las advertencias de las autoridades electorales.
Porque más allá del tiempo los opositores siguen disputándose despojos de los membretes que deja mucho poder y dinero a sus dirigentes y más tendrán cuando llegue la hora de palomear a los aspirantes a nueve gubernaturas, congreso federal y varios locales, así como alcaldías. De él o la aspirante presidencial parece que ya se olvidaron pues saben que la disputa será entre morenos.
Veremos si en breve pues ya estamos a un año de los comicios federales y los nueve locales, son capaces de ponerse de acuerdo para al menos rescatar algo de “botín” político y dar cierto equilibrio al final del sexenio y principio del que viene.
Eso lo saben bien en la casa de la chachalaca tabasqueña porque como apuntamos, la lectura de las cifras en los comicios del domingo en Estado de México y Coahuila, más allá de quien ganó, no dejaron del todo satisfecho al ganso quien, con la mira en el 2024, ve que en realidad de los 70 distritos electorales obtuvo la mitad más uno y eso implica que si eso es tendencia en las federales no alcanzará la mayoría absoluta en el Congreso, al menos no en la Cámara de Diputados. La diferencia en los votos sumados es casi similar para ambos bandos.
Los números también revelan que el abstencionismo volvió a imponerse en el Estado de México donde la esperanza de la coaligada de PAN, PRI, PRD, Alejandra del Moral, fueran esos dos millones de votos adicionales que deseaba de los indecisos “clavados” en las clases medias, pero no acudieron a sufragar porque según los expertos, no hizo el trabajo de tierra.
Pero eso ya se definió y la experiencia deja un mensaje que para algunos es claro, quien llegue de la oposición a la presidencial, ya no tendrá tiempo para posicionarse en el conocimiento del electorado, por lo que la única posibilidad de triunfo es la inconformidad o repudio a la 4T y esa se ubica precisamente entre el segmento “olvidado” de los aspiracionistas.
Ese al que desde Palacio Nacional se golpea y que está en la mira de dos corcholatas: Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal quienes cada vez pintan más para escindirse de los métodos morenistas y muy particularmente por la insistencia del mesías tropical de marcarla como su favorita por aquello de la mimetización o la clonación.
De hecho, Ebrard Casaubón, con muchas más posibilidades y presencia nacional e internacional que el zacatecano acentuó sus comentarios favorables a la clase media con aquello de que “hay que fortalecerla” en tanto que Monreal Ávila quien tenía un buen camino andado por ese rumbo y empresarios, perdió mucho con aquello de prefiero ser nada, aunque algunos lo justifican aduciendo que con ello se mantuvo en la jugada y no se le excluyó tan abiertamente como se la pasó casi un año.
El caso es que en cuanto a la silla presidencial a la oposición que a un año ni siquiera define su método de selección, ya se le fue el tiempo frente a las corcholatas que llevan una gran ventaja mediática con su imagen.
Le queda entonces el camino de armarse lo mejor posible y sacar sus aspirantes a nueve gubernaturas incluyendo la Ciudad de México, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán, además en la renovación de 31 congresos locales (Coahuila se eligió el domingo) además de cambiarse alcaldías en 25 entidades.
Pero lo principal es la renovación del Congreso federal donde morenos y aliados intentarán a como dé lugar alcanzar una mayoría calificada que de manga ancha al caudillo de Tepetitán para realizar los últimos cambios constitucionales que le den la talla de la transexenalidad y al mismo tiempo tener amarrado a su sucesor con la amenaza de la revocación de mandato si se sale del huacal político-ideológico que ya le mandó a hacer.
Con ello el profeta de la 4T podría garantizar al menos en los primeros años que la corcholata ganadora siga sus pasos ya no sólo con órganos electorales a modo sino con un Congreso federal cuyos integrantes le deban el favor.
Igual garantizará su permanencia como caudillo con todo y que se vaya a la Chingada.
Así que queda poco tiempo a la oposición para convocar a una ciudadanía que como vimos, empareja los cartones, pero necesita crecer para ser una forma real de equilibrio democrático en el país, gane quien gane la silla grande.