Listo para huir del país, en cuanto su protector, compadre, socio y ¿todavía amigo? Enrique Peña Nieto deje la Presidencia de la República –y él deje de recibir protección, como la que se brinda en las mafias— Juan Armando Hinojosa Cantú se deshace de sus negocios y propiedades.
Ahora mismo ha puesto a la venta la carretera Toluca – Naucalpan que, tras 11 años de construcción, apenas lleva un avance del 70%. Otro mal negocio que le diera EPN desde que fungía como gobernador del Estado de México, que se suma al del rotundo fracaso de la cancelada construcción del ferrocarril México – Querétaro.
A Hinojosa Cantú le cayó “la maldición gitana” desde la aparición del escándalo de la llamada “Casa Blanca de las Lomas” que, supuestamente, vendió a la actriz Angélica Rivera, esposa en turno de EPN.
Tampoco pudo participar en la controvertida construcción del aeropuerto de Texcoco. El lugar que le tenían apartado lo cedió a Carlos Slim.
De acuerdo a sueltos periodísticos el polémico propietario de Grupo Higa ofrece la carretera en 8 mil millones de pesos, pero también está vendiendo problemas.
Y es que, no obstante que el entonces subsecretario de Derechos Humanos de SeGob, Roberto Hampa, se ofreciera a solucionarlos –mediante la consabida entrega de cuantiosos recursos económicos–, los comuneros de la zona de Lerma mantienen parada la obra.
No es para menos. Según datos oficiales, la construcción de la autopista destruirá directamente 600 mil metros cuadrados del Bosque Otomí-Mexica, también conocido como Gran Bosque de Agua, principal pulmón y afluente de oxígeno y de agua para los valles de México y Toluca. El proyecto inició en el sexenio de Enrique Peña Nieto, entonces gobernador del Estado de México, quien en 2006 declaró como área natural protegida este bosque en la categoría de “Santuario del Agua”. Y aún así, dio luz verde al proyecto que daría al traste con su fingida declaratoria.
Dicha autopista planea pasar entre las Ciénegas de Chignahuapan y Chimaliapan, dos lagunas pertenecientes a las Ciénegas de Lerma, área natural protegida de forma estatal, federal e internacional, cortando el paso tanto de agua, como de cientos de aves que transitan diariamente entre una laguna y otra.
La construcción de la autopista contempla además la expropiación de 100 metros a cada costado de la carretera para la construcción de gasolineras, hoteles, restaurantes y en general la urbanización. Más “bisnes” para los toluquitas, pues.
Considerado como un lugar sagrado por los pueblos indígenas ñañhú, ñuhú, mazahua y otomí, la zona que ocupará la carretera cuenta con una edad geológica de 2 millones de años. Las principales comunidades indígenas afectadas por el proyecto carretero son San Lorenzo Huitzizilapan, San Francisco Xochicuautla y Santa Cruz Ayotuxco.
¿Quién le compra la carretera a Hinojosa Cantú? ¿Quién quiere comprar problemas?
Los Salinas incriminan a Carlos Slim
Ahora resulta que las ligas del empresario Carlos Slim con la familia Salinas de Gortari han rebasado los crímenes económicos –el “regalo” de la concesión de Telmex, para empezar– y, traspasando fronteras, ya arribaron a las amenazas en contra de aquellos a los que teme el “espían” Emiliano Salinas.
Y es que, de acuerdo a un empresario estadounidense de nombre Jeffrey Peterson, él comenzó a tener problemas cuando se negó a participar en la secta NXIVM –representada en México por el hijo de El Innombrable–, luego de que esté le insistiera hasta la saciedad.
Hoy, Peterson se mantiene escondido, tras haber recibido amenazas de un miembro de lo que se conoce como “la mafia de Arizona”, supuestamente encabezada por Janet Napolitano, exgobernadora de ese estado de la Unión y ex secretaria de Seguridad Interior de la Administración Obama.
Concretamente, Peterson dice que cuando se rebeló y amenazó con denunciar las actividades ilícitas de Emiliano y su secta, Marco A. López –quien fuera asesor de EPN en su campaña presidencial de 2012 en temas fronterizos y actualmente se desempeña como asesor senior de Grupo Carso y de Carlos Slim-– le dijo que él y “toda su familia” serían “asesinados” si hablaba públicamente de Emiliano o de los vínculos de Carlos Salinas de Gortari con “la mafia de Arizona” (tráfico de drogas, armas y blanquero de dinero, entre otras linduras).
Y, peor todavía, que usaría el poder económico y las influencias de Carlos Slim para acallarlo.
“…si así lo desea, Slim puede pagar ambas cosas: intentar silenciar mediante un litigio civil abusivo o comprar una acusación formal contra Peterson”, se lee en edición reciente del www.frankreport.com.
¿Cierto? ¿Falso?
En lo que se averigua, vale la pena señalar que con estos asesores, ¿para qué quiere Carlos Slim problemas con el Instituto Federal de Telecomunicaciones, su némesis controlada por Televisa?
Vía interpósita persona, los Salinas ya lo incriminaron en un posible delito transnacional.