CUENTO
Después de toda una vida de sufrimiento, dolor e impedimento físico, Anthony al fin pudo lograr conseguirse un empleo en el Country Club de La Sucia Mérida.
Su trabajo diario de ocho horas, consistía solamente en limpiarle el culo a todos los hombres ricachones, quienes, después de haber jugado al golf, y estar muy sudados, venían y entraban a la sauna, para finalmente salir y darse un baño de manera normal.
Sentado en su lugar, Anthony, con una pequeña toalla muy suave, en su mano derecha, permanecía durante ocho horas limpiándoles los culos a los todos los socios y no socios de este tan distinguido lugar.
Con la mirada siempre cansada y apagada, Anthony los veía venir, uno por uno, hasta él. Al llegar junto a él, los hombres enseguida abrían por completo las nalgas para que así Anthony les secase y les limpiase sus respectivos culos.
Algunos; o más bien muchos de ellos, siempre le daban al limpia culos un billete de quinientos pesos a manera de propina.
Anthony, quien durante toda su vida de impedimento físico había sido muy muy pobre, ahora ya era “inmensamente rico”, gracias a las propinas que todos los días los hombres ricachones le obsequiaban.
Pero nada de toda esta riqueza monetaria lo hacía sentirse feliz; en lo absoluto.
Anthony hacía ya mucho tiempo que había perdido “el hilo” que lo mantenía unido a este mundo y a la vida misma.
¡Lo había perdido TODO! Incluso había perdido “al único amigo”, al cual él había llegado a amar y a admirar mucho, y al cual había conocido un día -el día de sus cumpleaños- en un sitio de maricas, no maricas, bisexuales, curiosos y demás tipo de hombres.
Por eso ahora, a él, ¡ya nada le alegraba el alma! Ya nada le proveía algo de felicidad a su mirada, su rostro y todo el resto de su ser interior.
Anthony se había convertido en el ser más amargado, una persona a quien ni los muchos billetes de quinientos pesos lograban hacerlo sentir “dichoso”, feliz y realizado.
FIN
Anthony Smart
Noviembre/26/2022