CIUDAD DE MÉXICO, 18 de agosto (Almomento MX).- De la población total de mujeres recluidas en prisiones mexicanas, un gran porcentaje presenta problemas de adicción y trastornos de salud mental, así como un difícil acceso a tratamientos para este tipo de problemas.
Al menos, esos son los resultados que han arrojado los estudios realizados por la doctora en antropología, Martha Romero Mendoza, en conjunto con el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM). Esta investigación le ha permitido a la antropóloga, desarrollar un modelo de intervención para la evaluación de conductas adictivas de mujeres en prisión, dirigido al personal de los centros de readaptación femenil, así como a los profesionales que trabajan de manera cercana con ellas.
El objetivo de este modelo es proporcionar herramientas para el diagnóstico adecuado del problema, pues el consumo de sustancias adictivas en mujeres, ha aumentado de forma drástica en los últimos años, principalmente en mujeres jóvenes, un consumo que va muy a la par que los hombres.
Así mismo, Romero Mendoza refiere que las encuestas nacionales de adicciones muestran como el problema del consumo de alcohol que tienen las mujeres jóvenes; en algunas delegaciones de esta gran ciudad consumen más alcohol que los varones. Por otro lado, las mujeres de mediana y mayor edad consumen más drogas médicas fuera de prescripción.
De esta manera, el consumir sustancias adictivas se ha vuelto un problema de salud muy importante, pues expone al consumidor en riesgos mayores, como involucrarse en actividades ilegales.
Otro problema que muchas mujeres desconocen, es que las drogas y el alcohol afectan de manera diferente a hombres y mujeres, esto se encuentra completamente relacionado a cuestiones biológicas, pues por ejemplo, las mujeres desarrollan menos músculo y las sustancias se quedan más tiempo en el cuerpo y la intoxicación es mayor.
Por otro lado, se encuentra la situación social de las mujeres con algún problema de adicción o consumo, pues una mujer que se embriaga es descrita como carente de valores morales, cuando en hombres es algo normal y que a mucha gente no le preocupa. Además, si ellas están bajo los efectos de intoxicación de alguna sustancia son agredidas sexualmente porque se piensa que están disponibles sexualmente.
El estigma social con que cargan las mujeres causa que sus familiares las escondan, no las llevan a tratamiento o incluso son expulsadas de sus hogares para no ser motivo de vergüenza para sus hijos. Socialmente a la mujer se le califica severamente.
El consumo de sustancias adictivas es un problema en el que se ven más involucrados los varones –por cada 100 habrá alrededor de 20 mujeres-, los servicios de salud de tratamiento no tienen la capacidad instalada para aceptar a ellas o no saben cómo tratarlas, porque sus necesidades son distintas y ameritan un tratamiento particular y especial.
Estrategia de la reducción del daño
Romero Mendoza dedicó una investigación en los reclusorios femeniles de la Ciudad de México, donde trabajó con 214 mujeres de manera voluntaria, técnicas penitenciarias y directoras de las prisiones. Con este programa, ella propone estrategias a nivel individual, comunitario y político.
A nivel individual se generan estrategias útiles para que las personas reduzcan los daños que se causan derivados del consumo de sustancias adictivas evitando, por ejemplo, la sobredosis, el consumo durante la gestación, información acerca de los riesgos de compartir instrumentos como jeringas, así como la importancia de sexo seguro en la prisión para evitar enfermedades de transmisión sexual.
A nivel comunitario se capacitó a las directoras de las prisiones y a 90 técnicas penitenciarias para que conocieran a su población, con el fin de quitar un poco los prejuicios que se tienen de una persona en prisión y tener un acercamiento más como persona.
El programa de reducción del daño propone que las personas a las que va dirigido tengan voz y voto, es decir, que son ellas quienes deciden dejar de consumir. Si deciden continuar con el consumo, este puede ser de forma responsable, sin dañar su entorno.
La antropóloga concluye en que la delincuencia nacional no se resuelve con más prisiones, sino se debe invertir en tratamientos antes de que las personas lleguen a ellas. Se deben tratar a los usuarios de drogas como personas que tienen un problema de salud.
AM.MX/kc
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