Desde Filomeno Mata 8
Mouris Salloum George*
Existe la ácida sensación de que Francisco I. Madero optó por el martirologio.
El 22 de febrero de 1913 fue consagrado Mártir de la democracia: Sucumbió al cuartelazo.
¿Cómo llegó el prócer a ese trágico final? El Bloque Liberal Renovador de la XXVI Legislatura, liderado por Luis Cabrera, oteó el desenlace: En memorial al Presidente, de fecha 23 de enero del 13, entre otras, le hizo dos advertencias.
La revolución se hizo gobierno, pero la revolución no gobierna con la revolución. 1) Madero cohabitó con agentes del porfirismo, y 2) El Ministerio de Justicia actuó en complicidad con los conspiradores que actuaron a pleno sol.
El verdugo de Madero fue Victoriano Huerta: Sirvió hasta 1909 a Porfirio Díaz. Con el interino Francisco León de la Barra, combatió ferozmente al zapatismo.
Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación -salvo excepciones-, tibio aún el cadáver de Madero, rindieron genuflexiones al usurpador.
En ese dramático cuadro, queda desdibujado el factor clave del movimiento armado: El Partido Nacional Antirreeleccionista.
No es lo mismo una revolución armada, que una electoral
Es cierto, no funcionan los trasplantes mecánicos: No es lo mismo el resultado de una revolución armada (1911), que el desenlace de una revolución electoral pacífica (2018).
El imperativo sigue siendo el mismo: El mando de un solo hombre surgido de las urnas, aun si se erige dictador, es frágil y vulnerable si no tiene como soporte, fuera del poder formal, una estructura orgánica que ordene y movilice la energía popular.
Julio del 2018 es producto de un espontáneo y variopinto movimiento social. Todo indica que, hasta ahora, a Morena se le asigna sólo la gestión administrativa del registro oficial.
Trasciende que Morena tendría su Asamblea Nacional en noviembre. Darle un diseño doctrinario, orgánico y programático nacional al movimiento electoral que culminó en 2018, es el objetivo.
No es mala idea escoger el mes noviembre -data del levantamiento armado de 1910- para tal propósito: 109 años son suficientes para explicar las causas –sinrazones muchas de ellas-, por las que el régimen posrevolucionario fue desgastado y desplazado del poder. Se vale aprender en cabeza ajena. Vale.
*Director General del Club de Periodistas de Mèxico, A.C.