Por Claudio De la Llata
Desde los extremos cardinales hasta los extremos ideológicos, México y Argentina, tienen a dos mandatarios en el extremo geográfico y en el ideológico; en una coyuntura que hace extremadamente inverosímil creer que dos pueblos tan entrelazados por su cultura, contacto y apego, estén distanciados.
La vinculación de México y Argentina no es cualquier cosa, ciudades como Guadalajara y Puebla, cuentan con comunidades de argentinos que han entrelazado sus vidas, su sangre, sus familias y costumbres en un escenario de caos político invertido, pues mientras que en Argentina una serie de administraciones de izquierda, que desde Kirchner hasta nuestros días, que asumió un papel mucho más progresista, pese a que el peronismo desde 1945, hizo la aparición de un gobierno social-popular, pero que indudablemente nunca tuvo tanto apego al progresismo de nuestros días, en el que las decisiones de gobierno basadas en esos paradigmas políticos, dieron al traste con una economía en crisis desde 1980, pero que después de los ajustes de las dictaduras militares de Videla y Alfonsín, marcaron regresos a la derecha que se encanó en el partido justisialista de Carlos Menen, que fue el portavoz del neoliberalismo galopante, que terminó desde entonces con la dictadura de Alfonsín, la estabilidad económica y la economía mixta de Argentina.
Pero de todas éstas cosas nada fue tan importante ni tan relevante desde la llegada de Juan Domingo Perón a la presidencia en 1945, como el repentino triunfo del ultraderechista neonazi, Javier Galai, quien resultó ser alguien que ganó, pese a que las encuestas señalaban una desventaja que no se reflejó en las urnas, y que en medio del hartazgo del electorado por la grave crisis económica que prevalece, el pueblo argentino ya no quiso saber más de la izquierda porgresista y la izquierda argentina recibió un revés, del que muy difícilmente se podrá parar en al menos 4 años.
Por otro lado y en la otra parte del mundo, está México, que después de 30 años de neoliberalismo, y el pueblo mexicano cansado de todo eso, le dio un cheque en blanco a López Obrador, quien ha llevado algunas cosas al extremo, y ha desatado una serie de políticas progresistas, que más de uno se ha arrepentido de a ver votado por Andrés Manuel López Obrador, en los últimos dos años, y que la sociedad en sus conjunto, pareciera volver a expresar su empredurismo político, haciendo atisbar desde lo lejos del 2024, una leve oportunidad de que pudiera la derecha ganar tal y como lo hizo Galai, contra todas las encuestas, y contra todos los pronósticos.
Lo grave y de fondo es que los mexicanos y los argentinos tenemos un vínculo muy estrecho en el que transitan miles de cosas y entre ellas, las afinidades, la cultura y la vinculación humana de un país, que geográficamente está más lejos Argentina que de España (por ejemplo) de México, pero que están más cerca los argentinos de México, que los guatemaltecos.
Ante tales aptitudes, será un reto para la actual administración encontrar un espacio de analogía, que elimine drásticamente las divisiones; pues un par de políticos, tan exótico el uno como el otro (López Obrador y Milei), nadie se imagina cómo es que puede ser que sean tan diferentes en un mundo globalizado, que obliga a la tolerancia y a la sana convivencia, asunto que se hace más que imposible ante los sucintos hechos.
Pero al término del presente artículo, cabe destacar que nunca México, estuvo tan lejos de Argentina, ni en los peores días del Videlismo, del Peronismo, del Justicialismo y del alfonsinismo, hasta nuestros días, toda vez que la brecha ideológica que ocupa de manera directa a López Obrador y a Javier Galai, es que ambos están preocupados pues, en el caso de López Obrador, pareciera que sus “operadores” que regresaron de la Argentina, han informado que sudamérica está tirándose a la derecha y de menos al centralismo, y Galai más consiente que López Obrador, sabedor de la profunda simbiosis que caracteriza a las dos naciones, se preocupa por cómo transitar por la vía política y manifestar su rechazo al gobierno de López Obrador, sin herir los sentimientos de una nación tan cercan a la suya.
Finalmente basta decir que será en los próximos meses cuando nos enteremos de los detalles de las historias que ahora nos ocupan.