La Espinita
Andy S. K. Brown*
- Armenta orina fuera de la bacinica
- Layda también perdió la borcelana
- Claudia, viaje tardado, demagógico
Físicamente, Alejandro Armenta se ve como un fortachón de edad madura. Políticamente, débil. Muy frágil.
Tiene la piel delgadita, delgadita y se indigna y encabrona por pendejadas que, como su ídolo, cree que “lastiman su investidura”.
En otras palabras, es tan delicado como una rosa con espinas que lastiman a quien osa siquiera mencionarlo.
En su aún incipiente gestión –que la mayoría de los poblanos esperan no sea prolongada— ha atropellado la libertad de expresión con insultos al editor Rodolfo Ruiz, a quien tachó de “periodista cobarde” y “generador de violencia” ¡por un post en X que el diarista ni siquiera escribió!
Sus respuestas a las preguntas de quienes ejercen la libertad de prensa usualmente son evasivas cuando su credibilidad y proceder son cuestionadas. Es memorable aquel “Dios te bendiga” reiterado a un reportero que lo hacía ver las violaciones que, al encalar troncos de árboles, acometía contra la Ley de Arbolado y Áreas Verdes que, como gobernador de Puebla, ¡él había promulgado!
El colmo: La reciente aprobación de una apurada y mal ideada ocurrencia a cargo de su sumisa Legislatura estatal con mayoría cuatrotera de la iniciativa de ley en contra del “ciberasedio”, porque el señorito gobernador se siente afectado por las críticas que se le hacen desde una cuenta en X.
Y ya encarrerado el ratón, también penaliza el espionaje digital, la usurpación de identidad, el hacking (acceso no autorizado a un equipo o sistema) y el grooming (adultos que establecen relación con un menor).
Pero el delicadito mandatario transgrede los limites de su (in)competencia, porque no corresponde a los gobiernos de las entidades federativas la legislación en materia de redes sociales, sino al ámbito federal, por lo que su poblana “Ley Mordaza” irremediablemente se va a aflojar y hasta a caer.
Ahí tiene usted la “Ley Censura” de Claudia Sheinbaum que no ha podido ni trascender más allá de las comisiones dictaminadoras.
En otras palabras, este otro “góber precioso” –fiel discípulo del original, quien amedrentó y violó derechos de la periodista Lidia Cacho– ¡orinó fuera de la bacinica!, modismo que se usa para describir a alguien que comete un error, se equivoca, o se comporta de manera inadecuada en una situación específica.
* * *
Si por insana curiosidad o hasta por un desafortunado accidente ha visto usted algún episodio del programa de la –en mala hora—“gobernadora” Layda Sansores, seguro se habrá quedado con mal sabor de boca luego de escuchar los ataques, insultos y hasta infamias que la pelirroja artificial, ya en la tercera edad, lanza en contra de quienes ella cataloga como opositores o hasta como enemigos políticos.
“El bramido del Jaguar” o algo así se titulan las emisiones semanales en las que la campechana canta, baila, declama e insulta.
Pero, como su camarada poblano, ella no tolera las críticas a su deplorable gestión al frente del Ejecutivo estatal y aún más machista que Armenta, ha ido más allá que a éste a quien se le hicieron bola los camotes.
Y en ese tenor acusó y mandó a enjuiciar al periodista Jorge Luis González Valdez, exdirector del diario Tribuna. La jueza de control Guadalupe Martínez Taboada, quien llevó el caso, vinculó a proceso al periodista por incurrir en los delitos de presunta incitación al odio y a la violencia en contra de la señora Sansores.
Los fieles de la secta del mesías López Obrador son, como usted puede apreciar, muy tiernitos, pero a la vez violadores flagrantes de los derechos humanos consagrados en la Carta Magna y en la de las Naciones Unidas.
¿Seguirá Claudia Sheinbaum la misma ruta que estos dos impresentables gobernadores?
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Imagine que usted tiene invitación para asistir a la reunión del G7 que dio inicio ayer en Kananaskis, en la provincia de Alberta, Canadá.
Y que teniendo a su disposición una flotilla de aviones de la Fuerza Aérea decide emprender el vuelo en uno de línea comercial, para viajar como lo hace “el pueblo”. Bueno, sólo una parte mínima de él.
Por lo dilatado de su decisión de aceptar o no la invitación que le hiciera el premier canadiense Mark Carney, su viaje costará más que si lo hubiera previsto con la debida anticipación.
Nacionalista como es usted, preferiría volar por una aerolínea mexicana. Y, mejor, si ésta es de bajo costo, para que se note muy bien cuanto cuida los impuestos que pagamos los nacionales.
Pero sucede que Aeroméxico no puede ofrecerle el servicio. Mucho menos Volaris ni Viva Aerobus y, ni en sueños, la revivida y otra vez moribunda Mexicana de Aviación.
Así que tiene dos sopas: American Airlines o Continental, ambas gabachas.
Si hubiese decidido despegar ayer domingo, digamos que a las 16:55 horas desde el AICM –¡caray!, le hubiera gustado que fuera desde el AIFA–, llegando con tres horas de anticipación, o sea, poco después de las 1 de la tarde, volaría primero a Vancouver donde haría una escala de 7 horas y, luego, cambiando de avión y de aerolínea directamente a Calgary. Llegaría a las 7:30 de la mañana de este lunes, para de ahí emprender el recorrido de 101 kilómetros a través de la Trans-Canada Highway/AB-1W lo que le llevaría más o menos 57 minutos, si no hay interrupciones o bloqueos en el tráfico, como los de aquí.
Un viaje que podría ahorrarle la mitad de su tiempo mal empleado si usara los aviones que los gobernantes de todo el mundo tienen a su disposición, pero en donde la demagogia pesa más que la eficiencia.
Ya veremos cuántas horas más pierde de regreso.
Viajar como lo hace Claudia Sheinbaum es como llegar en camión a una reunión en donde los demás arriban en limusinas.
@AndySKBrown1
* Pseudónimo bajo el que se redactan informaciones aportadas por los colaboradores y lectores del portal Índice Político.