Enaela García CEO de CYCSAS
La ciberseguridad se ha convertido en una preocupación central para Gobiernos, empresas y ciudadanos por igual. Dentro de este vasto campo de preocupaciones, los ataques dirigidos contra la infraestructura crítica representan una de las mayores amenazas para la estabilidad y seguridad de nuestras sociedades modernas y cada vez más interconectadas.
Desde sistemas de transporte hasta redes eléctricas, hospitales y sistemas financieros, la infraestructura crítica sostiene las funciones vitales de nuestra sociedad. Sin embargo, esta misma infraestructura se ha vuelto un objetivo tentador para aquellos que buscan causar caos y desestabilización a través de ataques cibernéticos.
Incidentes de ataques cibernéticos a infraestructuras críticas, como el ramsomware que paraliza un oleoducto importante o los ataques contra sistemas de suministro de agua, son recordatorios inquietantes de la vulnerabilidad de nuestras infraestructuras a las amenazas digitales. Estos ataques no solo causan interrupciones significativas en los servicios vitales, sino que también plantean serias preocupaciones sobre la seguridad pública y la capacidad de respuesta ante emergencias.
Para México, hasta ahora no se tienen registros de apagones masivos de energía, explosiones en centrales energéticas o cortes en el suministro de agua producidos por ataques cibernéticos. Pero con el avance de las capacidades de cómputo y la conectividad de los sistemas a la red, las infraestructuras críticas mexicanas también aumentan su vulnerabilidad. De hecho, para el caso de México, se determinaron como infraestructuras críticas de información las de los sectores petróleo, telecomunicaciones, financiero, energía y militar.
¿Cómo podemos abordar esta creciente amenaza cibernética? En primer lugar, es crucial que los Gobiernos y las organizaciones responsables de la infraestructura crítica inviertan en medidas de seguridad cibernética robustas. Esto implica la implementación de tecnologías avanzadas de detección y prevención de amenazas, así como la capacitación del personal en prácticas de seguridad cibernética.
Además, la colaboración entre el sector público y privado es esencial para fortalecer la ciberseguridad de la infraestructura crítica. Las empresas y organizaciones que operan sistemas vitales deben trabajar en estrecha coordinación con los organismos gubernamentales encargados de la seguridad cibernética para compartir información sobre amenazas y desarrollar estrategias de defensa conjuntas.
Sin embargo, la responsabilidad no recae únicamente en los Gobiernos y las organizaciones. Los ciudadanos también tienen un papel que desempeñar en la protección de la infraestructura crítica. Esto incluye la adopción de prácticas de seguridad de la información en el ámbito personal y profesional, como el uso de contraseñas seguras y la actualización regular del software.
En última instancia, la protección de la infraestructura crítica contra las amenazas cibernéticas requiere un enfoque integral y proactivo. Solo a través de la colaboración y el compromiso de todas las partes interesadas podemos mitigar eficazmente los riesgos y garantizar la resiliencia de nuestras sociedades frente a las amenazas digitales en constante evolución. El tiempo para actuar es ahora.
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