HÉCTOR MOCTEZUMA DE LEÓN
México tendrá un sistema de salud pública como el de Noruega o Dinamarca prometió el presidente Andrés Manuel López Obrador en aquella mañanera del 8 de enero del 2020. Ha pasado casi un año y medio y los mexicanos seguimos padeciendo una atención a la salud, de un país bananero.
En estos días caer en un hospital de cualquier nivel de algunas instituciones de salud, es como caer en una prisión, me comentó un paciente que recientemente fue internado en un hospital de segundo nivel del ISSSTE, el Fernándo Quiroz en donde fue tratado peor que un recluso en los reclusorios del país.
Cuando un derechohabiente llega grave a un hospital de segundo nivel lo primero que le dicen los encargados del área médica es que no tienen camas en terapia intensiva, tampoco generales y son acostados en una camilla en los pasillos del nosocomio. Allí permanecen por horas. Ah y qué no se les ocurra a los familiares pedir que los pasen a un hospital de tercer nivel porque la respuesta es tajante de parte del personal del área médica, “ni no piensen” y de ahí no los mueven.
Hugo López Gatell, el arrogante subsecretario de Prevención y “Protección” a la Salud no se cansa de decir en las conferencias vespertinas, en donde es la estrella, que las administraciones pasadas, nos dejaron un sistema de salud pública en condiciones deplorables, pero en dos años y medio él y su jefe, el florero Jorge Alcocer, no han hecho nada por mejorarlo, están orgullosos de la reconversión hospitalaria que lograron para la atención de los enfermos de COVID-19 que ahora tiene una cifra oficial de casi 225 mil muertos y unos 3 millones de personas contagiadas.
De acuerdo con el testimonio de varios derechohabiente que han caído en las garras de estos miembros del cártel de la bata blanca, los pacientes permanecen horas en una camilla antes de ser atendidos por un médico general; la comida es como para vomitar, si hace frío y el enfermo pide otra cobija, no hay, tampoco la puede traer de su casa; no hay medicinas, las tienen que comprar los familiares quienes nunca reciben información sobre su estado; si es fin de semana los especialistas es esfuman, cuando le entregan al paciente los hacen firmar un documento en el que reconocen que casi se los entregaron como nuevo.
Ese es el sistema de salud igual al de Noruega y Dinamarca que tenemos en el gobierno de la 4T. Nunca se me va olvidar que cuando yo era adolescente asistí a una corrida de toros en la Plaza de Toros Gaona de mí natal Tampico, Tamaulipas, después de que el torero pinchó por más de cinco veces al burel se escuchó una voz desde lo más alto del graderío, “llévalo al Seguro Social allí te lo matan…” Y todo sigue igual.
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Qué ingenuidad la de Santiago Nieto quien presentó una solicitud a la Fiscalía General de la República para que investigue si el dinero que paga el gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca a sus defensores en Estados Unidos, son recursos del erario. Los gobernadores manejan muchos recursos que no son del erario, son de procedencia oscura… Andrés Manuel López Obrador ya inició la recuperación del territorio de Texas que Santana vendió a los gabachos, ya que vamos a ser propietarios de 9.3 kilómetros cuadrados en el estado sureño de la unión americana, los que ocupa la refinería de Deer Park.
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