Eduardo Sadot
El atentado contra el periodista Ciro Gómez Leyva, que afortunadamente no se logró consumar, es un crimen de Estado. Porque el hecho de que no se haya consumado, no le resta al culpable la responsabilidad ni el señalamiento de criminal. Ya nada mas faltaba, que por el afortunado azar que no permitió consumar el asesinato, el criminal impunemente argumente inocencia por no haberlo consumado y hasta pretenda victimizarse o eludir la responsabilidad.
Son crímenes de Estado, aquellos cometidos contra ciudadanos organizaciones, instituciones, grupos vulnerables, deportación, persecución o incitación al odio, crímenes cometidos regularmente por dictadores o tiranos desde el poder, en complicidad, omisión o tolerancia con otros.
Regularmente los tiranos – como sucedió en el cuarto Reich con Hitler, su discurso de odio desato el holocausto en contra de la población judía – que fueron los asesinatos más visibles – pero también contra la oposición, adversarios y quienes se manifestaran contra el tirano o dictador.
Un crimen de Estado se comete desde el momento en que el dictador manifiesta su inconformidad contra cualquier adversario, porque lo hace desde la cúspide del Estado, lo hace paralelamente señalando a sus adversarios con apodos para ser más fácilmente identificables e incitando a sus simpatizantes o huestes a manifestar a la par su descontento con quienes señale el tirano.
No es necesario que el dictador de la orden, la orden está dada desde el momento en que externa su repudio o inconformidad respecto a algo o a alguien. Los tiranos saben perfectamente que no necesitan dar ninguna orden, les basta – a veces – con amenazar veladamente que será “el pueblo” o la sociedad – y no ellos – quien se erija en verdugo de sus intenciones.
En las dictaduras y tiranías, el sátrapa, se cuida de no ser identificado plenamente como el artífice de las agresiones, se las ingenia perversamente para que – llegado el momento – consumado el crimen, incluso pueda presentarse como paladín de justicia, hasta como el principal interesado de que se haga justicia o esclarezca el crimen. En algunos casos la perversidad de los dictadores llega al extremo hasta de victimizarse, erigiéndose como el principal afectado en su “imagen” – que no en su persona – por el crimen.
Los crímenes de odio se generan desde el poder, se incitan desde lo más alto de la fuerza del Estado, desde el gobierno, desde un espacio de amplia capacidad de difusión y penetración, comienzan con palabras aparentemente inofensivas o hasta bromas, pero que siembran poco a poco el odio entre simpatizantes, es una manera de sumar voluntades y coincidencias, que no conciencias – como lo manejaba Goebbels en la Alemania nazi – en el sentimiento de odio y repudio que une, convoca e identifica, que es más fuerte que el amor y, es a lo que las mazas reaccionan mecánica e inconscientemente. El sentimiento de odio se incuba lentamente subrepticiamente, inconscientemente de manera que las mazas no lo perciban no se den cuenta y lo adopten sin sentirlo, como algo lógico de modo que les parezca muy natural en su comportamiento.
De acuerdo al Movimiento Nacional de Víctimas de Crimen de Estado, para calificar un crimen de Estado debe reunir cuatro características: 1) Son actos generalizados que se cometen contra una gran cantidad de víctimas, ya sea por la cantidad de crímenes o por un solo crimen contra muchas víctimas.En el caso del atentado en cuestión, ya son muchos los crímenes contra periodistas, pero si se comete contra periodistas repercute en la sociedad, que se ve privada de su opinión.
2) Son actos sistemáticos que se realizan de acuerdo a un plan o política preconcebida, lo que permite la realización repetida de dichos actos inhumanos. Es evidente que estos crímenes contra periodistas son sistemáticos y repetidos, forman parte del proyecto de la 4Tirania. 3) Son cometidos por las autoridades de un Estado o por particulares que actúan con respaldo de dichas autoridades, con su tolerancia o complicidad. La delincuencia hoy en México es el brazo armado de la dictadura mexicana, a diferencia de los regímenes militares latinoamericanos, cuya fuerza es el ejército, en México es la delincuencia. 4) Están dirigidos contra la población civil por motivos sociales, políticos, económicos, raciales, religiosos o culturales. Es muy claro que va dirigido contra los “adversarios” de la dictadura mexicana, contra la libertad de expresión. Una vocación natural de la 4tiranía, claramente expuesta en el plan “B” de la pretendida reforma electoral en lo referente a las definiciones de propaganda y difusión.
Habrá que esperar en las próximas horas si se fabrican culpables para justificar y desviar la atención o nunca se llega a saber el móvil del atentado o lo encubren por lo poderoso del autor que como hemos descrito, aún sin consumarse, sí es un crimen de Estado contra el periodista Ciro Gómez Leyva.
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