El golpe de timón que le fue exigido a la Administración federal del panista Felipe Calderón Hinojosa del punto de combatir la impunidad y la corrupción bajo el cobijo de su campaña electoral de “manos limpias”, a la guerra contra el narcotráfico; a la fecha no ha dado buenas cuentas a los mexicanos y sobre todo al Gobierno de Washington al que mucho le apura que aquí en territorio mexicano se contengan y desintegren los cárteles de la droga por así convenir a los intereses de los estadounidenses, y que precisamente no son ni por la debacle de las mafias criminales, ni por la salud de su población. Hay también para los estadounidenses en este asunto, un montón de dólares de por medio.
No obstante, la Agencia para el Control de las Drogas (En inglés DEA: Drug Enforcement Administration), presentó hace unos días la Evaluación de la Amenaza de las Drogas destacando que el Cartel de Sinaloa, el Cartel del Golfo, el Cartel de Juárez, los Zetas, los Beltrán Leyva, La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios y recientemente el Cartel Jalisco Nueva Generación; en lugar de perder fuerza delictiva, han cobrado mayor poder de operación en territorio mexicano e incluso de orden trasnacional.
La teleserie, telenovela o tragicomedia como sea que se etiquete a las “chapoaventuras”, e incluso la aprehensión de capos incluso muertos de acuerdo a las autoridades –como el caso de Josele Márquez Balderas, “El Chichi”, identificado como jefe de plaza de Los Zetas en la zona centro de Veracruz, quien en agosto del 2015 fue advertido como muerto y apenas antier capturado–; la realidad arroja que estas acciones en nada ayudan a minar el poderío de los narcotraficantes y de sus alianzas, y que crecen y se recrean al amparo y beneficio de las autoridades del Gobierno legal.
El propio estudio de la DEA advierte que de nada sirve el sólo descabezar a las redes del narco, sin dar los siguientes pasos lógicos para minar la estructura criminal, como iniciar investigaciones por lavado de dinero o por las posibles colusiones con el poder y la protección que de este obtienen.
El narco además, es una cultura y forma de vida que con más y más fuerza se inserta entre las comunidades más pobres de nuestro país, en donde las oportunidades de estudio o trabajo son escasas o nulas y el tráfico ilegal y sus actividades adyacentes ofrecen un panorama ocupacional y hasta de estatus.
Total, “El Chapo” seguirá controlando su imperio ilegal desde el Altiplano.
Acta Divina…”No fue un asunto de guerra contra las drogas; sí combatimos a las organizaciones, pero el objetivo no era ese, sino la seguridad de los ciudadanos y el Estado de derecho, porque los países que pueden lograr que la ley se cumpla, son los que avanzan”: Felipe Calderón, ex presidente de México.
Para advertir… Tampoco las omisiones de los altos funcionarios de la seguridad mexicana que permitieron la última fuga carcelaria de “El Chapo”, tienen responsabilidad alguna.