La vida como es…
De Octavio Raziel
Estoy viendo un video con El lago de las Doncellas Hechizadas, en el Teatro Bolshói, en San Petersburgo. Tuve la oportunidad de ver este espectáculo, en vivo, en dos ocasiones, en la ciudad que llevaba el nombre de Leningrado.
Mientras disfruto el arte de la danza y la escena de Piotr Ilych Tchaikovsky, por cortesía de musicaenmexico.com.mx, y reseñada de manera extraordinaria por Célida Villalón, mi mente regresa a México y se pregunta: ¿Para qué tantos sacrificios y recortes cada sexenio, si los últimos han demostrado que, pese a nuestros denodados esfuerzos, no hemos sido capaces de destruir este país hasta sus cimientos?
Regreso al vídeo del Lago de los Cisnes, y observo la estética de los movimientos de Odette y el Príncipe Sigfrido, en la escena final: la Muerte del Cisne.