Los últimos días han entrañado sucesos relevantes relacionados a la trágica noche de Iguala del 26 de septiembre del 2014 cuando desaparecieron en la histórica localidad, cuna de la consumación de la independencia nacional y la bandera tricolor, los 43 normalistas de la tradicionalmente rijosa Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa en Guerrero.
De manera fortuita fui casi testigo de los atentados criminales a las instalaciones del Campo Militar número 1 el pasado viernes, pasé por avenida Conscripto y me llamó poderosamente la atención el nerviosismo palpable de los policías que hacían hasta lo imposible para desviar el tráfico, en ese momento estuve lejos de imaginar los ataques criminales contra las instalaciones castrenses que estaban por comenzar minutos más tarde, así como el pundonoroso actuar de la tropa que no cayó en provocaciones soportando agresiones, vandalismos, insultos e injurias. Es notable el nivel de adiestramiento de los soldados de México, actuaron el viernes con prudencia no cayeron en las incitaciones de los delincuentes que no solo los agredieron a ellos sino pusieron en riesgo a la población civil en la zona, proporción aparte, me recordaron aquel video ampliamente difundido en redes sociales, en cual durante el “Culiacanazo” se escucha la voz en “off” un oficial del ejército que con con serenidad y determinación daba instrucciones a sus hombres para defender su cuartel que era atacado por los sicarios. Sirvan estas líneas como homenaje y reconocimiento al Ejército Mexicano, mucho les debemos, más en estos tiempos.
Un día después, los mexicanos conocimos la reveladora columna de la periodista cubano mexicana Peniley Ramírez titulada “Ayotzinapa el encubrimiento” ahí Peniley dio a conocer valientemente datos concretos del informe de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa, la columna es un balde de agua helada que nos acerca a la legitima verdad de uno de los episodios más negros de nuestra historia reciente. Alejandro Encinas, Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, olvidó su antigua militancia como luchador social, se rasgó las vestiduras y pegó el grito en el cielo, en su cuenta de Twitter condenó la filtración del informe, se amparó en el endeble argumento de que se faltó el respeto a los padres de los 43 normalistas y llegó al extremo de pedir que la FGR inicie una indagatoria en contra de quien haya filtrado el balconeador informe.
La postura de Encinas es francamente lamentable, no se puede exigir que se persiga a quien filtró un informe sobre un tema de vital interés nacional, justo cuando hace 10 días en la ceremonia del Desfile Militar del 16 de septiembre, su jefe, el Presidente de la República abogó por la libertad de Julian Assange y convidó como invitados de honor a los familiares del activista de internet australiano fundador de Wikileaks.
La postura de Peniley Ramírez no solo abona a la verdad y al esclarecimiento de aquella negra y trágica noche en Iguala, son particularmente esclarecedores los mensajes de la hija del entonces alcalde de la localidad de tierra caliente a una amiga, sino que Peniley a su vez prolonga la orgullosa tradición de las plumas de cubanos mexicanos, que, a lo largo de la historia, han servido a las mejores causas, ya sea en la mayor de las Antillas o en el antiguo Anáhuac.
Los lazos entre Cuba y México son indisolubles, desde que Cortés partió de Cuba a su cita con el destino, los vínculos históricos, culturales y fraternos entre nuestros países se han robustecido. Cuando México consolidó su independencia en 1821, está fue causa de inspiración y motivación para los patriotas cubanos, quienes vieron en tierras mexicanas no solo el puerto de abrigo que aligeró el amargo destierro sino tierra fértil para formar familias y desarrollarse en los campos comerciales, profesionales y por supuesto intelectuales. Los cubanos también lucharon por México, se distinguieron en las luchas contra la intervención americana y contra la intervención francesa y el imperio.
Previo a unificar sus fuerzas y alcanzar la independencia de su nación, los patriotas cubanos fueron un crisol de diversas corrientes e ideologías, muchos de ellos formaron clubs en diversos puntos de México donde se reunieron de manera periódica con la finalidad de lograr su emancipación, incluso organizaciones cubanas de corte radical como la Gran Legión del Águila Negra, tuvieron su sede en la Ciudad de México. Un cubano de gran influencia en ambas patrias fue el escritor y periodista Pedro Santacilia el poderoso yerno de Don Benito Juárez, pero el momento cumbre de nuestra relación política, intelectual, periodística y literaria lo representó la presencia de Apóstol José Martí en estos lares, quien siempre consideró a México su segunda patria. Ya entrado el siglo XX fue notable la intervención del escritor y diplomático Manuel Márquez Sterling quien como embajador de su país intento salvar la vida de Madero y Pino Suárez y escribió una de las mejores reseñas sobre la Decena Trágica. A partir de la década de los ochenta hasta nuestros días es constante y preponderante la presencia del mexicano nacido en La Habana, Alejandro González Acosta, con una prolífica carrera en ambos lados del Caribe, fue cercano a su paisano habanero, el genial escritor José Lezama Lima, es también escritor, Doctor en Letras Iberoamericanas por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM e investigador de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM. Tiene un conocimiento envidiable de la historia de México desde la conquista hasta nuestros días, sabe al dedillo los recovecos de nuestro pasado, su sentido del humor, agilidad mental y bonhomía son notables, es como uno de esos caballeros fumando un tabaco de Vuelta Abajo y bebiendo un ron “Paticruzao” en el Paseo del Prado de su ciudad natal, Alejandro es muy querido en los círculos intelectuales, culturales y académicos de México
Como colofón a los acontecimientos de Iguala siguen siendo hoy más que nunca una herida abierta en la sociedad mexicana, pero los tiempos graves suelen a veces traer también satisfacciones, y hoy no es la excepción, pues Peniley abona a la sólida tradición de magnificas y congruentes plumas cubano mexicanas.