Vísperas de las elecciones para renovar la gubernatura, alcaldías y diputaciones de Baja California y, todo indica, en este caso el partido en el poder se encuentra enfrentado en dos facciones: los priístas que insisten en negociar la plaza a cambio de la supervivencia del Pacto por México y quienes, la mayoría, se oponen ahora ya no soterrada sino abiertamente a que tal suceda.
Estos últimos dieron muestra de músculo político el fin de semana anterior. Su enorme poder de convocatoria no dejó ninguna duda. Llevaron a Tijuana a la plana mayor del Comité Ejecutivo Nacional, encabezado por César Camacho Quiroz –una imposición de quienes buscan negociar la gubernatura–, las cabezas de los sectores y buena parte de los gobernadores de las entidades en manos del tricolor.
Todo el apoyo, toda la fuerza, para el candidato Fernando Castro Trenti, aunque entre algunos de los ahí presentes tal haya sido, como se dice popularmente, “de dientes para fuera”.
De acuerdo a la crónica del diario con mayor circulación en esa entidad, El Mexicano, Camacho Quiroz dijo que “en Baja California el PRI no viene a concertar, viene a ganar”, al reiterar que en el Pacto por México no está negociada la elección bajacaliforniana.
Dijo, asimismo, que los candidatos la coalición Compromiso por Baja California, empezando con Fernando Castro Trenti, tienen el respaldo absoluto del CEN del PRI.
Y el dirigente priísta indicó que Castro Trenti es un hombre de trabajo, con una oferta ciudadana convincente, y que está abriendo la ventaja frente a los adversarios. Y que esto es un paso hacia la victoria en tres semanas.
Martha Anaya, cronista de los grandes eventos políticos, nos dice por su parte que uno de los gobernadores asistentes, el chihuahuense César Duarte, definió la reunión de apoyo al candidato de uno de esos dos PRI’s enfrentados no como un velorio, sino cual un jolgorio, al apuntar que habían concurrido él y otros diez mandatarios estatales “no a cargar un muerto”.
¿Qué facción priísta ganará la apuesta? ¿Aquellos que buscan negociar –por temor a que el PRD, pero sobre todo el PAN, abandonen el Pacto? ¿Quiénes ayer dieron muestra de músculo político y poder de convocatoria?
PAN-PRD, CHANTAJISTAS
Gustavo Madero y Jesús Zambrano, dirigentes formales del PAN y del PRD, respectivamente, han encontrado en los comicios del próximo 7 de julio en 14 entidades de la República la mejor de sus armas para chantajear a la aún joven Administración del Presidente Peña Nieto.
Una y otra vez condicionan su permanencia en el mecanismo denominado Pacto por México a la limpieza en esos comicios, cual si apenas descubrieran las prácticas corporativas de compra y/o coerción del voto y, ¡lo peor!, como si en sus partidos no se hubiesen practicado.
Con Fox y con Calderón, por el lado del panismo, la Sedesol fue usada como agencia electoral de los blanquiazules. Por tal fue que, primero, Josefina Vázquez Mota pasó de esa dependencia a coordinar (sic) la campaña calderonista. Por lo mismo, prácticamente todos los delegados de Desarrollo Social en las entidades del país hicieron tareas paralelas al albiceleste comprando con los beneficios de los programas asistencialistas –o chantajeando con ellos– votos para su causa finalmente perdida.
Mucho influyó en ello el reiterado consejo de Andrés Manuel López Obrador: acepten lo que les den, que al fin y al cabo es suyo, pero no vendan su voto.
Los perredistas, por su parte, también han ganado en el DF –por ejemplo–, merced al uso de los programas asistencialistas a personas de la tercera edad, madres solteras, estudiantes, you name it.
Si Marcelo Ebrard y, sobre todo, Miguel Ángel Mancera –él sobre todo– creen en su fuero interno que ganaron la jefatura del gobierno de la capital nacional por su carisma, nadie vaya decirles, por favor, que tal se dio pese a la ausencia de tales gracias; que el triunfo de sus respectivas causas en las urnas fue, ante todo, producto del corporativismo, el asistencialismo y, lo mismo, el chantaje: te anoto en la lista, siempre y cuando votes por el sol azteca.
Pero hoy los Madero y Zambrano se rasgan la vestiduras y se dicen estar “¡hasta la madre!” del viejo priísmo, no porque sean ajenos a las prácticas que le atribuyen, sino porque su permanencia al frente de sus respectivos partidos depende de la disputa entre las dos facciones del PRI que pujan en Baja California: los que quieren negociar la plaza; los más numerosos, que están seguros del triunfo de su candidato Castro Trenti.
¡Cierren las puertas, señores!
Índice Flamígero: El “nuevo” priísmo ya negoció o “concertacesionó” una plaza: Morelos. Fue a cambio del reconocimiento de “Los Chuchos” al triunfo electoral de Enrique Peña Nieto.
— efectivamente don Paco, toda la pataleta es el augurio de q les viene un frentazo (con madre se oye refeo) de dios es grande…yo creo q el PAN con apenitas una docena de anyos nos dejo como diria el clasico madero, hasta la madre!! y el prd le anda haciendo segunda.