Alfonso Navarrete Prida nunca olvidó aquellos tiempos en los que fue procurador ¿de Justicia? en el Estado de México gobernado por Arturo Montiel y, un breve lapso, durante la administración mexiquense de Enrique Peña Nieto. Y no, no porque le atraigan las cuestiones jurídicas inherentes al cargo, sino las eminentemente policiacas.
En la Secretaría del Trabajo se rodeó de comandantes. Buena cantidad de puestos fueron ocupados por policías mexiquenses que poco sabían de los temas laborales. Actualmente –y aunque ya cobra oficialmente como titular de Gobernación– tiene a su cargo la volumino$a caja chica del peñato que es la policía auxiliar mexiquense –que no es del gobierno estatal, pero que sí usa los escudos del mismo; que desde el 1 de diciembre tiene contratos multimillonarios con prácticamente todas las dependencias del gobierno federal–, en donde despacha como titular quien hasta hace poco fuera su secretario particular.
La política, por ello, está relegada en Bucareli. Lo que ahí impera es lo policiaco. Los conflictos políticos brotan como hongos en época de lluvias por todo el territorio y, hasta donde se informa este espacio, Navarrete y su grupo privilegian los intercambios, las negociaciones, ya sea personalmente o vía interpósita persona, con los principales líderes de la delincuencia organizada que asuela la seguridad de más de medio país.
No hay diálogo con gobernadores. Tampoco con representantes de las fuerzas políticas con y sin registro. Muchas entrevistas, eso sí, con los que pueden tributar todavía más a los bolsillos de los peñistas, pero además –¡ojo!– quienes pueden armar el mayor borlote de todos los tiempos el próximo primer día de julio.
Porque como ven las encuestas y el ánimo popular mayoritario, los peñistas ya arman cuanta triquiñuela esté a su alcance para intentar revertir los resultados de la ya inminente elección.
Y para organizarla, ¿quién mejor que el comandante Navarrete?
Fox, delincuente electoral
Por Álvaro Delgado y su libro El Amasiato nos enteramos de cómo fue que “ganó” Peña Nieto la elección presidencial. Ahora, a través de Jorge Castañeda confirmamos el robo de la elección de 2006, para hacer “ganar haiga sido como haiga sido” al esposo de la desertora Margarita Zavala.
“En el 2006, Fox se hizo cargo del asunto, fue el coordinador de toda esta maniobra, sin él no hubiera resultado. ¿Puede resultar una táctica sin el apoyo del presidente de la República? Yo no tengo idea (…) No tengo la menor duda de que fue Fox el que coordinó todo esto, pero bueno habrá otras personas que tengan más información que yo”, afirmó el jueves anterior quien fuera canciller una parte del foxiato en entrevista con Carmen Aristegui.
¿Y cuál era el asunto? ¿A quiénes coordinó Fox?
Pues a los empresarios. A los mismos que ahora piden a gritos “¡que se repita!, ¡que se repita!” otro fraude a la Nación.
Fox y esos empresarios, los mismos de siempre, han sido acusados. Delincuentes electorales.
¿No’más ahí va a quedar? ¿Sólo en acusación?
Emiliano Salinas y Raniere: la paz en México
Por el Magazine del diario The New York Times nos enteramos el miércoles que el primogénito de El Innombrable, Emiliano Salinas, “diseñaron una ‘promesa de paz’ para los mexicanos e hicieron una película sobre las ideas de Keith Raniere para resolver la violencia en el país”.
Pero, ¡lástima, Margarito!, se les atravesaron las acusaciones de esclavitud sexual y se truncaron tan bellos ideales.
Y como aquí no hay paz, Emiliano y su esposa transitan por la ciudad escoltados por una camioneta Suburban del Ejército Nacional y elementos de la Defensa que, obvio, pagamos los mexicanos.
Ayer por la tarde hicieron su aparición en la plaza Arcos Bosques… y más de uno se sintió intimidado por la presencia militar.
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